La Orquesta Sinfónica del Estado de México (OSEM) pretende seducir de nueva cuenta a su público, alejado de los foros debido a las restricciones impuestas por la crisis sanitaria, con una programación atractiva y diversa, que comprende obras como La ciudad muerta. Esta ópera en tres actos del compositor de origen austriaco Erich Korngold (1897-1957) se interpretará por primera vez en México en cuatro fechas, en forma de concierto, sin escenografía, vestuario ni actuación, sólo con los cantantes en el escenario.
Estrenada en 1920, simultáneamente en Hamburgo y Colonia, para Rodrigo Macías González, director general de la OSEM, La ciudad muerta es uno de los títulos operísticos más relevantes del siglo XX, interpretado con frecuencia a nivel internacional. Es una historia que, además, cobra mucho sentido hoy por el momento que se ha vivido con la pandemia de covid-19. “En esta historia de amor, un hombre pierde a su esposa y no logra salir adelante porque vive con la idea de que volverá.
“De hecho, encuentra por la calle a una chica que jura es su esposa y la invita a su casa. A partir de allí, se desenvuelve esta trama que nos muestra la fuerza del amor por encima de todas las cosas, incluso de la muerte. También nos habla de la dificultad que tienen los seres humanos para afrontar las pérdidas y el dolor”, señala Macías González en entrevista.
La ciudad muerta es una ópera escrita para varios cantantes, dos coros –uno de adultos y otro de niños, que varían según la función– y la orquesta en pleno. Constituye un reto para la OSEM, que el año pasado cumplió 50 años, debido a “la dificultad técnica musical que va más allá de lo normal de una sinfonía o un concierto para piano. Es una obra que ha requerido de mucho tiempo de preparación, no sólo técnica, sino en la comprensión de la música”, aunque el entrevistado asegura que el público saldrá encantado.
Es, no obstante, “una ópera compleja que ha requerido de mucho esfuerzo por parte de los cantantes y mío. No es una ópera que se haga todos los días”. Macías González recuerda que la ópera es una constante para la OSEM, “parte significativa de la programación, aunque sea en forma de concierto. En México tenemos un gusto especial para la ópera”.
Escrita en la segunda década del siglo pasado, “con modernidades armónicas y una orquestación espectacular, es un lenguaje que nos recuerda, por un lado, a Strauss y Wagner, mientras, por el otro, a la música popular, el cabaret, la música litúrgica y la del cine”.
Korngold fue perseguido por el régimen nazi en la década de los treinta y su música prohibida y catalogada como Entartete Musik (música degenerada), por lo que buscó asilo en Estados Unidos, donde pudo desarrollar su talento artístico.
Con el tiempo, Korngold se volvió un “grandísimo compositor de cine”, indica el entrevistado. Fue llamado a Hollywood en 1935 para musicalizar El sueño de una noche de verano (1935), en una adaptación de Mendelssohn, incluso ganó varios premios, entre ellos el Óscar por la mejor banda sonora.
En 1939 musicalizó una película sobre Benito Juárez. Su particular estilo influyó en las generaciones posteriores de compositores cinematográficos. John Williams recuperó en 1977 la influencia de Korngold con su partitura para La guerra de las galaxias: Una nueva esperanza.
En los papeles estelares se encuentran el tenor Sergei Radchenko y la soprano Carla Filipcic Holm.
La ciudad muerta se presentó el pasado 19 de mayo, en la Sala Felipe Villanueva, Toluca; el 21, en el Teatro del Bicentenario, León; mañana se ofrecerá en el Auditorio Blas Galindo, del Centro Nacional de las Artes, Ciudad de México, y el sábado en el Centro Cultural Mexiquense Anáhuac, Huixquilucan.