Desde que inició operaciones en julio de 2020, la planta de biodiésel de la Central de Abasto (Ceda) ha producido 10 mil litros de combustible sustentable con aceite de cocina usado en los mercados públicos, que es utilizado en las unidades de la línea 2 del Metrobús, que va de Tacubaya a Tepalcates, y en las rutas del oriente de la Red Transportes de Pasajeros.
Rubí Guzmán, encargada de la planta, explicó que este sistema tiene múltiples beneficios, pues no sólo se evita que la grasa se acumule en la red del drenaje generando tapones e inundaciones, sino que se emiten menos emisiones contaminantes y se generan ahorros en la adquisición del combustible.
El proceso de transformación del aceite a biodiésel fue diseñado por el Instituto Politécnico Nacional, que posteriormente se transfirió a la planta industrial, la cual tiene capacidad para producir 3 mil litros al día, en dos lotes de mil 500, con alta eficiencia energética, sin generar ningún tipo de residuos, refirió.
“El aceite, una vez que se procesa, pasa a un reactor y después a un catalizador, donde se hace la transformación durante un periodo de seis horas por lote, y se obtienen dos productos: el bioaditivo y glicerina, que se ocupa en la industria farmacéutica o de cosméticos.”
El biocombustible pasa a un proceso de purificación, se retiran impurezas, se filtra de nuevo y se envasa en contenedores para su uso final, apuntó.
Desde que comenzó la producción de biocombustible, detalló, se utiliza en las unidades del transporte público, donde se mezcla entre 5 y 20 por ciento de cada tanque, con beneficios ya comprobados, pero, acotó, sigue siendo un reto la recolección del aceite vegetal, pues no hay conciencia del daño que produce no sólo en las tuberías, sino en el medio ambiente al contaminar el agua.
En ese sentido, dijo que más que pensar en ganancias se ha trabajado en promover la importancia del reciclaje del aceite y los beneficios del uso del bioaditivo.