Madrid. La visita del rey emérito español Juan Carlos de Borbón provocó el malestar del Ejecutivo, presidido por el socialista Pedro Sánchez, quien por conducto de la vocera del gobierno, Isabel Rodríguez, declaró: “ha perdido la oportunidad de dar explicaciones y pedir perdón por sus actuaciones nada ejemplares ni transparentes”.
Con estas palabras, el gobierno español rompió la adhesión habitual y el respeto a todo lo relacionado con la casa real y se sumó al coro de críticas que se han producido en los últimos tres días por partidos de izquierda y de los sectores de los nacionalismos vasco, catalán y gallego.
El rey emérito, de 84 años, quien reside en Emiratos Árabes, viajó a España por primera vez en dos años, después de que decidió trasladarse a vivir a Abu Dabi para alejarse de los numerosos escándalos a su alrededor, tanto por sus presuntas irregularidades en el cobro de comisiones ilegales como por sus numerosas y públicas relaciones extramatrimoniales.
La justicia archivó todas las causas abiertas en su contra y actualmente sólo tiene pendiente una denuncia por acoso y amenazas que es investigada en un tribunal de Londres e interpuesta por su última amante, la princesa alemana Corinna.
En este contexto, Juan Carlos de Borbón viajó a España y lo hizo para participar en una regata deportiva en Galicia, que se desarrolló durante el fin de semana. En uno de sus paseos nocturnos por la ciudad de Sanxenxo, donde se celebró la competencia, un ciudadano indignado le preguntó si no pensaba dar explicaciones sobre sus presuntas irregularidades. A lo que respondió, en tono despectivo: “¿Explicaciones? ¿De qué? Ja, ja”
Ayer mantuvo una reunión de cuatro horas con su hijo y actual jefe del Estado, el rey Felipe VI, con quien prácticamente no existe relación. Según versiones extraoficiales, el encuentro fue “incómodo”, sobre todo por las exigencias del rey emérito de volver a España cuanto antes para residir de forma permanente.