El peso mexicano ha sido la moneda de mercados emergentes con mejor desempeño desde el comienzo de la pandemia y este comportamiento se atribuye a que el déficit de la cuenta corriente es pequeño, dado el crecimiento en exportaciones y remesas, al manejo de las finanzas públicas y a que la tasa de interés real de la moneda es alta, reportó Bank of America Merrill Lynch (BofA Securities).
El peso se ha fortalecido 17.5 por ciento frente al dólar desde abril de 2020. “El resultado es sorprendente ya que el crecimiento de México ha sido débil y la incertidumbre política sigue siendo alta”, explican economistas del banco, al tiempo que lo recomiendan para movimientos especulativos; es “un candidato ideal para ser utilizado como divisa base para expresar posiciones cortas de divisas más limpias”, sugieren.
En un reporte a inversionistas, BofA Securities subraya que el peso mexicano “ha sido la moneda de mercados emergentes con mejor rendimiento desde la pandemia y es probable que siga teniendo un rendimiento superior”. Lo anterior responde a un déficit fiscal y de cuenta corriente pequeños, así como a una tasa de interés relativamente alta. Los tres son “resultados endógenos de las políticas, no un mero accidente”, acota.
Fortaleza del comercio exterior y remesas
México reportó un déficit de cuenta corriente de 0.4 por ciento el año pasado, por debajo del usual 2 por ciento. Se debe a la fortaleza del comercio exterior y remesas, acompañadas por una caída de la inversión. Los economistas de BofA Securities esperan que se mantenga y que cierre 2022 en 0.9 por ciento, debido a cierto deterioro en la balanza comercial de petróleo, ya que el país es un importador neto de productos derivados del crudo.
“La gran reducción en el déficit de cuenta corriente apoya al peso en el corto plazo y ayuda a explicar por qué las amplias salidas en la cuenta financiera no fueron acompañadas por una extensa depreciación del peso. México parece ahora una autarquía, lo cual es bueno para la estabilidad pero malo para el crecimiento”, consideran los analistas de BofA.
Otro de los aspectos que ayuda al peso es la austeridad fiscal, la cual ha buscado contener la deuda del sector público por debajo de 50 por ciento del producto interno bruto y “ha mantenido a raya a las agencias calificadoras”, que al inicio de la actual administración rebajaron la nota soberana de México varias veces, explican.
Por último, una tasa de interés real relativamente alta frente a la de Estados Unidos ha ayudado al peso. Incluso se prevé que este año el Banco de México suba 25 puntos base su referencia más que la Reserva Federal.
No obstante, el BofA considera que “el tipo de cambio real tendrá que debilitarse para reflejar la ampliación del diferencial de crecimiento entre Estados Unidos y México”. De acuerdo con la institución financiera la moneda mexicana está sobrevaluada aproximadamente 6.7 por ciento y se depreciaría gradualmente para llegar a 21 al cierre de 2022 y a 22 por dólar concluido 2023.
“Cuando llegue la depreciación del peso, creemos que es poco probable que México enfrente una crisis financiera, ya que tanto el sector público como el privado parecen tener una tenencia relativamente baja de deuda externa. Además, muchas empresas mexicanas con deuda en dólares también están cubiertas naturalmente con ventas en dólares”, acotan.