Convencida por su yerno, Fernando González, entonces subsecretario de Educación Básica de la SEP, Elba Esther Gordillo quiso agradar a Claudio X. González y uno de sus membretes, Mexicanos Primero.
Fue la ocasión que dijo que las normales rurales eran “cuna de guerrilleros” y había que cerrarlas.
El señor X fue invitado especial a un encuentro celebrado en Los Cabos, Baja California Sur, en agosto de 2010.
La buena relación continuaría durante algún tiempo, al grado de que la profesora sería figura central del documental ¡De panzazo!, de Juan Carlos Rulfo y Carlos Loret de Mola, una pieza maniquea que culpa a los docentes (y su caricaturizable líder de entonces) de todos los males de la educación.
En un diálogo que sostuvo con el empresario, Gordillo habló de la necesidad de terminar con los maestros “todólogos” y de cerrar algunas normales rurales, aunque habría, previó, “mucho alboroto de los jóvenes. No se olviden que las normales rurales han sido semilleros de guerrilleros, pero si no hacemos esto, van a seguir con lo mismo” (nota de Laura Poy, La Jornada).
No era la primera vez que Gordillo se lanzaba contra las normales. Dos años atrás, en agosto de 2008, había dicho: “Queremos que las instituciones que hasta ayer eran normales sean instituciones para técnicos en turismo, técnicos en actividades productivas”.
En junio de 2011, Gordilllo volvió a ofrecer un escenario de lujo a Claudio X. González. El empresario habló primero que ella en el Quinto Congreso Nacional de Educación y dijo de las escuelas normales que “hay muchas mediocres y unas que son un hervidero de política y de grilla”.
“¿Qué hacemos con tantos monstruos de normales?”, lo secundó la dirigente.
La alianza entre Gordillo y el entonces presidente Felipe Calderón estaba en uno de sus mejores momentos y la dirigente sindical se corría a la derecha para agradar a su interlocutor y para enfrentar a su rival, Josefina Vázquez Mota.
Era una jugada cargada de oportunismo. Según la ocasión, la profesora Gordillo mudaba su postura respecto del normalismo rural. Por ejemplo, en una de sus relecciones, en 2004, había sostenido que con la creación de la licenciatura en educación “perdimos algo sustantivo, algo medular: la misión y la vocación. Rescatemos el normalismo, démosle sentido, que nos da cohesión y sentido social”.
En el ánimo de la lideresa influía, quizá, que ella comenzó a ejercer como maestra rural sin haber ido a una escuela normal, pues ya en servicio tomó cursos en el Instituto Federal de Capacitación del Magisterio. O bien que los comités sindicales de las normales preferían negociar directamente con los estados o la Federación, pues veían al SNTE como un adversario.
Así, la mano derecha de Gordillo se lanzó una y otra vez contra las normales, mientras su mano izquierda las reivindicaba cada tanto, según conviniera a los intereses coyunturales de su liderazgo.
Las normales rurales fueron, en efecto, “cuna de guerrilleros”, pues sus aulas albergaron a personajes como Lucio Cabañas y Genaro Vázquez, pero también fueron pródigas en la formación de dirigentes políticos de todos los signos. Muchos compañeros de Gordillo en la dirección nacional del SNTE se formaron en esas “escuelas de pobres”, como dijo la madre de uno de los jóvenes desaparecidos de Ayotzinapa.
Sólo unos botones: Othón Salazar Ramírez, el incorruptible líder del movimiento magisterial 1957-1960, estudió su primer año en la normal de Oaxtepec, el segundo en Ayotzinapa y el tercero en la Nacional de Maestros. Enrique Olivares Santana, secretario de Gobernación de José López Portillo, egresó de San Marcos, Zacatecas.
Cuando satanizaba a las normales, Gordillo olvidaba convenientemente que su mentor y padrino político, Carlos Jonguitud Barrios, era egresado de la normal de Ozuluama, Veracruz.
Sin la necesidad de correrse a la derecha, como su antecesora, el actual secretario general del SNTE, Alfonso Cepeda, se lució el año pasado como padrino de la generación 2017-2021 de la Escuela Normal Rural de San José de las Flores, Tamaulipas, y se dio tiempo para la demagogia al dirigirse a los nuevos maestros: “Las escuelas normales y la profesión docente han tenido el aprecio y respeto de toda la sociedad a lo largo de la historia de nuestro país”.