Ciudad de México. El dramaturgo Luis Enrique Gutiérrez Ortiz Monasterio (1968-2022), mejor conocido como LEGOM, considerado uno de los más corrosivos, irónicos y sarcásticos autores teatrales, que supo retratar a la sociedad mexicana contemporánea en su contrastante diversidad, falleció este lunes a los 53 años debido a una insuficiencia renal, que lo aquejaba desde hace más de una década.

Crítico y propositivo, LEGOM es uno de los más importantes dramaturgos contemporáneos, cuya obra, robusta y consistente, se encuentra a la altura de los mejores autores del teatro mexicano, consideró el creador escénico e investigador Luis Mario Moncada.

LEGOM es un autor de un humor descarnado y de una gran lucidez, que retrata las flaquezas humanas. Una de sus grandes aportaciones tiene que ver con sus personajes y caracteres, explicó Moncada.

“El teatro mexicano, salvo contadas ocasiones, no es un teatro de personajes, sino más bien de situaciones o géneros, pero el teatro de LEGOM era un teatro de personajes, tiene una galería de personajes muy singulares e interesantes, que representaban las zonas oscuras del comportamiento, de la condición y la naturaleza humana”.

LEGOM tenía un magistral y natural manejo de los diálogos, los cuales escribía con cierta métrica, lo que le daba ritmo y musicalidad a sus obras, abundó Moncada. LEGOM “tendrá más o menos un centenar de obras escritas”. Es de los autores más completos respecto a sus personajes, diálogos y situaciones, las cuales tenían que ver con la realidad nacional y la contrastante diversidad en la que vivimos. Habría también que destacar que sus obras, puestas en escena, como pocos dramaturgos, fueron muy populares.

Moncada, quien en días pasados pudo visitar a LEGOM en el hospital, compartió con La Jornada que LEGOM vivía con un sólo riñón desde hace más de 10, la insuficiencia renal que padecía fue minando su el cuerpo, “pero no así su lucidez, pues hasta el último momento no dejó de percibir el mundo, tal como lo hacía en sus obras, de un plumazo describía una situación”.

Para David Olguín, la dramaturgia de Luis Enrique Gutiérrez Ortiz Monasterio “irrumpió, junto con Edgar Chías, en el ámbito teatral mexicano, con un aire fresco, de novedad y de desacralización, al entretejer las distintas formas narrativas”.

Fueron muchos los jóvenes que luego siguieron los planteamientos estéticos de LEGOM. “Él pudo abrir un camino muy interesante para las nuevas generaciones, que respondía a la falta de apoyos a la dramaturgia mexicana en términos de producción”.

LEGOM “hizo que el realismo subiera dos-tres escalones por encima de la realidad, es decir, su mirada era realista, pero tenía algo que en el camino iba distorsionando esa misma realidad, hacia ámbitos muy expresionistas”.

Lograba, abundó Olguín, crear atmósferas de una enorme violencia emocional, con personajes muy decadentes y con un sentido del humor muy corrosivo, ácido y sarcástico, lo que le dio a sus obras una personalidad muy singular.

Nacido en Guadalajara, Jalisco, LEGOM actualmente vivía en Jalapa, Veracruz y era dramaturgo residente de la Compañía Titular de Teatro de la Universidad Veracruzana. Su obra fue merecedora de varios reconocimientos, entre los que destacan el Premio de Dramaturgia Juan Ruiz de Alarcón 2014, el Premio Nacional de Dramaturgia "Manuel Herrera" de Querétaro (2006); el Fringe First Award, entregado en el Festival de Edimburgo (2005) y el Premio Iberoamericano de Dramaturgia (2000), convocado por la UNESCO y el Gobierno de Mérida. Sus obras igual han sido traducidas a varios idiomas.

En 2005 ingresó al Sistema Nacional de Creadores. Durante la pandemia compartió una serie de videos sobre la creación de personajes, que se encuentran en YouTube. Entre sus obras se encuentran Diatriba rústica para faraones muertos, De bestias, criaturas y perras, Las chicas del tres y media floppies, Sensacional de maricones, Civilización y Lampart o de cómo colarse a la historia.