En una de las áreas más privilegiadas de Berlín, en Charlottenburg-Wilmersdorf y en medio del intenso bullicio urbano, se encuentra un atractivo parque rodeado de frondosos árboles que invitan al paseante a hacer un alto en su cotidianidad; disfrutar no sólo de las bondades de la naturaleza en una gran urbe, sino también aprovechar el instante como un puente de reflexión respecto al pasado y presente en Alemania y las traumáticas consecuencias para la población que sobrevive a una guerra.
En este parque se encuentra un monumento, que es un bloque de cemento con un cuenco de bronce donde se encuentra una flama que arde de manera permanente. En la parte frontal del bloque se leen tres palabras: “Libertad, Derecho, Paz”, mientras en la parte trasera está la frase: “Esta flama rememora, nunca más huida y expulsión”.
El monumento fue erigido en 1955 por un grupo de ciudadanos que habían sido expulsados de sus territorios cuando, tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, Alemania fue dividida en Este y Oeste. Inicialmente, la flama simbolizaba a aquellos alemanes expulsados de su propio territorio, un pueblo, una lengua, una historia, ahora sancionado por los horrores del nazismo siendo dividido en dos países.
La flama sería extinguida una vez que Alemania volviera a reunificarse. No obstante, tras este hecho en 1990, las autoridades berlineses decidieron que la flama permaneciera encendida para conmemorar a las víctimas de huida y expulsión territorial.
El sufrimiento de las familias alemanas expulsadas de lo que habían considerado su territorio se encuentra un tanto opacado ante los horrores del nazismo. Un ejemplo son las que se encontraban en regiones de lo que hoy es Polonia.
Eran obligadas a prepararse en un máximo de una hora con lo que pudieran cargar para ser trasladadas a otras áreas. Eran expulsadas de lo que siempre habían considerado su propiedad. La traumática experiencia sigue presente en los relatos de alemanes que sobrevivieron a la Segunda Guerra Mundial. No sólo dejaban abandonados sus sembradíos o sus granjas, muchos vínculos familiares y sociales también se disolvían, pues los expulsados eran reubicados en regiones muy diversas de Alemania.
La guerra que azota a Europa en Ucrania se acerca ya a los 90 días. Los ucranios que han huido del conflicto bélico a otros países de Europa superan los 6 millones. Habiendo sido brutalmente desplazados de su legítimo territorio para salvar la vida, cuando puedan retornar enfrentarán la dolorosa tarea de levantar su país en ruinas.
Alia Lira Hartmann, corresponsal