Ciudad de México. A más de dos años y ocho meses de sufrir una agresión que la puso al borde de la muerte, María Elena Ríos, saxofonista oaxaqueña que fue violentada con ácido, recalca que reconstruir su vida es un derecho, reunirse con amigos y recuperar “los cachos” que quedaron de ella, pero subraya que no por eso dejará de buscar justicia y de denunciar.
Para María Elena sigue fresco el recuerdo de ese 9 de septiembre de 2019 cuando un hombre entró al establecimiento en el que ella tenía una agencia de viajes en Huajuapan de León (en la zona norponiente de Oaxaca), y le arrojó una cubeta con ácido sulfúrico en el rostro, lo que la dejó marcada en la cara y el cuerpo, en una acción que, recalca, buscó quitarle la vida.
A partir de ese momento se ha tenido que enfrentar también a violencia digital, no sólo contra ella, sino contra su familia, por parte de parientes de sus agresores que buscan desprestigiarla.
En este proceso, la música ha sido un pilar para volver a levantarse, “para poder seguir viviendo, para poder seguir sintiendo, y eso no tiene nada de malo”, cuenta tras participar en la pasada edición del festival Vive Latino, al acompañar como saxofonista a la banda Maldita Vecindad.
Afirma que después de ello, el mecanismo de protección federal le “rebajó” las medidas que se habían dictado para proteger su vida, ya que se consideró que no corre riesgo y sólo sufre violencia digital. “¿Es necesario que me hagan algo? ¿Me quieren ver muerta? ¿Me quieren ver derrotada?”, pregunta.
“Tengo todo el derecho de vivir, tengo todo el derecho de sonreír, de volver con mis amigos, de retomar los cachos que quedaron de mí, de reconstruirme. Eso para los agresores, las agresoras y las instituciones, está mal”, expresa.
A la vez, destaca que no tiene nada de malo que salga con amigos a convivir, “no tiene nada de malo volver a vivir”, y no por eso dejará de buscar justicia porque “esta lucha es por todas, y si es necesario gritar el nombre de todas, lo vamos a gritar”.
En entrevista con La Jornada, agrega que desde el primer momento sabía quién fue su agresor. “Todos sabemos quién fue y cómo lo hizo. Es Juan ‘N’, ex diputado del PRI, quien contrató a varias personas para que me agredieran, intentaran matarme, y dentro de los implicados está su hijo, quien se llama igual”.
Como resultado del proceso se registraron cuatro detenidos. Uno de ellos, quien tenía un testimonio fundamental en el caso, falleció. Al momento la fiscalía no le ha presentado un dictamen médico que valide el motivo de su muerte y sólo le han referido que podría ser por problemas del corazón.
El quinto implicado, hijo de quien señala como el responsable intelectual del delito y con quien tuvo una relación sentimental, sigue prófugo. A la par, reitera que la familia del ex legislador también se ha convertido en agresora con acciones de intimidación.
“Afortunadamente sobreviví para contarlo, pero sobreviví también, sin querer, para evidenciar todas las arbitrariedades y violencias que existen en contra de otras mujeres”, añade.
Luego de casi tres años del ataque, María Elena se define como “oaxaqueña, saxofonista, comunicóloga, prieta, víctima y sobreviviente”.