En escasos días llegará a la Ciudad de México, procedente de la comunidad wixárika de Sebastián Teponahuaxtlán y su anexo Tuxpan, de los municipios de Mezquitic y Bolaños, Jalisco, una marcha de aproximadamente 200 wixaritari. Vienen cansados, dispuestos y claros, luego de caminar más de 800 kilómetros para exigir la restitución de más de 11 mil hectáreas de tierras ocupadas por ganaderos de la región. Una lucha que lleva ya 16 años.
Son 81 ganaderos que tienen en sus manos 10 mil 448 hectáreas en la zona de Huajimic, municipio de La Yesca, Nayarit. Mientras que otras 800 hectáreas han sido invadidas en Puente de Camotlán, del mismo municipio.
Detrás de esta movilización, explican las autoridades de la comunidad wixárika, no hay más que su derecho. Ni un partido ni grupo político los dirige. “Están cansados nuestros pies, pero estamos más cansados de esperar la justicia para que se nos restituyan nuestras tierras. Eso sí es verdadero cansancio”, señalaron en conferencia de prensa, en la que también advirtieron que no se moverán de la capital del país sin respuesta satisfactoria a sus demandas.
La marcha/ peregrinación comenzó el pasado 25 de abril y tiene la finalidad de exigir directamente al Presidente de México solución inmediata del conflicto agrario. “Dejar nuestra comunidad y nuestros hogares no es fácil, pero vale la pena luchar por una causa justa y legítima”, indican quienes hasta el día de hoy llevan 25 días caminando sin parar. Y toda una vida exigiendo. Se trata de que el gobierno genere una ruta viable para solucionar el despojo, pero hasta el momento, lamentan, hay silencio en Palacio Nacional. Para ellos no significa nada la promesa de que sus demandas serán incluidas en un nebuloso “plan de justicia”. Por eso la marcha.
Y dejan claro: “No somos conservadores, no somos liberales, no somos demócratas, no somos de derecha, nos somos de izquierda. Somos pueblos originarios del norte de Jalisco que luchan para seguir seduciendo a las deidades de nuestro universo y, sobre todo, a la Madre Tierra”. En esta ciudad, colectivos y organizaciones se preparan para recibirlos.