En lo que resta del año, Rusia va a formar 12 unidades militares para reforzar su flanco occidental y contrarrestar así el ingreso de Finlandia y Suecia en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), anunció este viernes el ministro ruso de Defensa, general Serguei Shoigu.
"Estamos tomando las contramedidas adecuadas. Bajo estas condiciones (el ingreso de Finlandia y Suecia), nos fijamos la meta de mejorar sustancialmente la capacidad de combate de las tropas. Para fines de este año, tendremos 12 unidades militares más en el Distrito Militar Oeste", precisó Shoigu en una reunión de la plana mayor del ejército ruso, de acuerdo con la versión estenográfica de sus palabras, distribuida por correo electrónico por el servicio de prensa de la dependencia castrense.
El ministro agregó que "en el estratégico distrito occidental se observa un incremento de las amenazas militares cerca de nuestras fronteras” y puso de ejemplo que, en los últimos ocho años, “se multiplicó por 15 la frecuencia de los vuelos de superbombarderos estadunidenses en Europa".
También dijo que la presión en ese distrito militar sigue creciendo por las maniobras que en este momento está llevando a cabo la OTAN con 40 mil soldados. Para Shoigu, es claro que “el objetivo de estos ejercicios es trasladar al continente europeo toda una división de EU, así como desplegar tropas en tres direcciones estratégicas: el Ártico, el oeste y el suroeste”.
Ya antes de las medidas anunciadas por Shoigu, el vicepresidente del Consejo de Seguridad de Rusia, Dimitri Medvediev, había advertido en su canal de Telegram: “Si Finlandia y Suecia entran en la OTAN, las fronteras terrestres de Rusia con la alianza noratlántica se duplicarán y, desde luego, será necesario reforzarlas. Tendremos que concentrar ahí más tropas y sistemas de defensa antiaérea, igual que desplegar buques de guerra en el Golfo de Finlandia. En ese caso, no se podrá hablar de ningún estatus desnuclearizado del Báltico”.
La posición de Turquía
La facultad de vetar el ingreso de Finlandia y Suecia en la OTAN, que requiere contar con el visto bueno de todos sus miembros, ofrece a Turquía la posibilidad de jugar sus cartas para obtener –a cambio de que su presidente, Recep Tayyip Erdogan, deje de amenazar con oponerse– importantes concesiones.
Pragmática como es Turquía, sería ingenuo suponer que pueda creer que ahora va a conseguir que Estados Unidos y la Unión Europea (UE) cesen su apoyo a los grupos kurdos que Erdogan considera “terroristas” o que Suecia acepte extraditar a los opositores que gozan de asilo político.
En contraste, a juzgar por las filtraciones interesadas que se difunden a través de las agencias noticiosas, los indicios apuntan a que esa “indignación por proteger a terroristas” está pensada por Erdogan para desbloquear los programas de cooperación militar suspendidos entre Turquía y la OTAN, desde que el ejército turco invadió el norte de Siria en 2019 para alejar de sus fronteras a las milicias kurdas.
En la lógica de Turquía a mayor presión, más fácil será despejar el camino para adquirir la cuarentena de aviones de combate F-16 estadunidenses que a fines de marzo pasado quiso comprar Ankara, así como para modernizar los que ya tiene, no se diga ya para reincorporar a Turquía al programa conjunto de fabricación del cazabombardero F-35, o al menos para levantar las sanciones que le impuso la Administración de Donald Trump por la compra del sistema de defensa antiaéreo ruso S-400.
El caso de Croacia
Al mismo tiempo, hay políticos europeos que, sin tener ninguna posibilidad de vetar la admisión de Finlandia y Suecia en la OTAN, amagan con hacerlo sin otra finalidad que sumar votos dentro de sus países.
El caso quizás más llamativo es el del presidente de Croacia, Zoran Milanović, quien desde comienzos de mayo no ha desperdiciado ocasión para defender los derechos de la minoría croata en Bosnia Herzegovina, que, en su opinión, sufre discriminación por la ley electoral bosnia, sin que la UE mueva un dedo para enmendar la situación.
Milanović también argumenta que países miembros de la OTAN como la propia Croacia, Bulgaria o Rumania no forman parte del área Schengen y otros como Albania, Macedonia del Norte o Turquía ni siquiera pueden iniciar negociaciones para adherirse a la UE, mientras Finlandia y Suecia quieren “entrar de la noche a la mañana”, según declaró a la cadena de televisión regional N1 en la ciudad oriental de Vukovar.
El primer ministro Andrej Plenković, cuyo partido Unión Demócrata Croata cuenta con mayoría legislativa, recordó que la decisión de ratificar el ingreso en la OTAN de nuevos miembros corresponde al Sabor (Parlamento) y que la política exterior la define el gobierno, mientras la presidencia cumple más bien funciones protocolarias como recibir las cartas credenciales de embajadores de otros países.
De acuerdo con otro requisito de procedimiento el canciller de Croacia, Gordan Grilić Rodman, ya confirmó que dio instrucciones al jefe de la misión diplomática de Croacia ante la OTAN en Bruselas, Mario Nobilo, de aceptar las solicitudes de Finlandia y Suecia para entrar en la alianza noratlántica, según la página web del ministerio croata de Relaciones Exteriores.
En tanto, Zelijka Antunović, la primera y hasta ahora única mujer que ha ocupado la cartera de Defensa en Croacia, está convencida de que el presidente Milanović recurre “a un discurso populista para presentarse como defensor de los derechos de los croatas bosnios, pero sus problemas no se resuelven de esa manera”, citada por el Jutarnji List, uno de los diarios más influyentes de Zagreb.