Cannes. Para su primer largometraje, Alma viva, presentado en el Festival Internacional de Cine de Cannes, la directora francoportuguesa Cristèle Alves Meira tomó dos decisiones arriesgadas: hablar de brujería y mujeres en Portugal, y darle el papel principal a su hija de 11 años.
Las dos apuestas funcionaron, puesto que la película fue presentada en la 61 Semana de la Crítica, cuyo jurado acostumbra ver centenares de filmes antes de seleccionar los que competirán (11 este año).
“La particularidad de la Semana de la Crítica es acompañar las primeras películas, y nos han permitido mantener la confianza en nosotros mismos, porque ha sido duro”, explicó Alves Meira, de 39 años, en una entrevista con Afp, realizada ayer.
Alma viva aborda la relación especial entre una abuela de un pueblo portugués con reputación de bruja y su nieta, Salomé, que tiene poderes especiales, con todas las ventajas y los peligros que ello acarrea.
La abuela muere, presumiblemente de mal de ojo, y Salomé tendrá que afrontar sola sus dotes.
Episodio traumático
La película nace de un episodio que traumatizó a Alves Meira cuando tenía 20 años: a la muerte de su abuela, en el pueblo de Tras-os-Montes, la familia se peleó por los gastos del funeral y la tumba. El cuerpo permaneció insepulto durante dos años.
La cinta se abre con imágenes de gran fuerza: una niña que duerme con su abuela, que la ayuda a vestirse. La desnudez, la intimidad, y esos poderes que se pueden transmitir, pero no siempre controlar.
Como sucede con muchos primeros largometrajes, Alves Meira apeló a actores no profesionales, en gran parte vecinos del pueblo.
“Son increíbles los actores no profesionales, porque algunos tienen una capacidad innata”, indicó.
Otra película a concurso en la Quincena de Realizadores, El agua, de la española Elena López Riera, aborda temas muy parecidos. En lugar de la tierra, es el río que cruza el pueblo, y la relación especial de las mujeres con él.
“Hay un interés renovado, en todo caso por los rituales y las tradiciones. De hecho, estamos desencantados con este mundo moderno, hemos entrado en relaciones muy virtuales entre unos y otros”, concluyó Alves Meira.