“En La divina comedia, la sociedad cristiana ofreció su obra más acabada y plena. En Don Quijote aparece la primera gran obra del mundo moderno. El tema de la novela de Cervantes también es el alma humana, sólo que ya no es el alma caída, sino enajenada. El héroe es un loco, no un pecador”, decía Octavio Paz.
Al referirme al loco, estoy hablando en el argot sicoanalítico de personas con neurosis traumáticas graves que parecen ser parte de la historia de los mexicanos expresada en El Quijote.
Don Quijote es un ser aquejado de graves neurosis traumáticas: padre encarcelado frecuentemente, muerte de hermanos, hambre y nunca un lugar fijo. Fantasmas que son piedra para integrar un mundo interno desajustado: parte de las neurosis traumáticas que nos han acompañado a lo largo de nuestra historia. ¿Se confirmará en cada uno de los mexicanos la historia de Don Quijote: más grave o menos grave? Nos cerramos al mundo interno y salimos a gritar a la plaza pública, tirar cohetones y celebrar la muerte.
Esto fuera de la suerte general del hombre, puesto que ha perdido el albedrío. Para Octavio Paz, Don Quijote no encarna la historia humana, es su excepción. Es ejemplar de un modo irónico que la negación no sea como en el resto de los hombres. La correspondencia la interrumpe o está exactamente asumiendo la forma de la interrupción. La vagancia del hidalgo manchego no es una alegoría de la peregrinación del pueblo escogido, sino la del hombre extraviado y solitario, dice Octavio Paz.
Virgilio y Beatriz guían a Dante, nadie guía a Don Quijote y su compañero de andanzas no es un vidente, sino el miope sentido común, dice nuestro poeta. El círculo concéntrico es el modelo del viaje del poeta, el cabalgar del loco no obedece a ninguna geometría, ni siquiera a la geografía, es un ir y venir sin rumbo, durante lo cual las posadas se transforman en castillos y los jardines en corrales; es el hombre suspendido en el aire. Simbolización genial de Octavio Paz, no en balde la analogía entre Dante y Cervantes fue su trabajo de ingreso al Colegio Nacional en 1967.
En mi manera de entender las neurosis traumáticas, entre La divina comedia y El Quijote, se esboza una fotografía de los mexicanos y nuestra desigualdad. Entre los multimillonarios y los marginales del sur, Chiapas, Oaxaca, Guerrero...