El popular Barrio Chino de la calle Dolores, en el Centro Histórico, dejó de ser un lugar donde vivía la comunidad asiática en la Ciudad de México para quedar sólo como un sitio emblemático de su cultura con fines turísticos y comerciales.
Mónica Cinco Basurto y Sergio Martínez Rivera, investigadores del Centro de Estudios China-México (Cechimex), de la Facultad de Economía de la UNAM, identifican a la colonia Viaducto Piedad, en la alcaldía Iztacalco, como la zona en la que se ha consolidado, desde hace 30 años, donde ahora esa comunidad reside, desarrolla actividades comunitarias, comerciales y sociales, así como hace gala de sus costumbres y tradiciones, aunque de forma privada.
Al exponer los resultados del estudio Diálogo sobre los espacios chinos en la Ciudad de México: El caso de la colonia Viaducto Piedad, dentro del ciclo de conferencias Cechimex, explicaron que el Barrio Chino, fundado a fines de los años 40 del siglo pasado como lugar de residencia y en el que esa comunidad habitaba y comerciaba, se desdibujó con el paso del tiempo porque su población salió del Centro.
“El Barrio Chino está considerado como el más pequeño del mundo, sólo dos cuadras y alrededor de 24 establecimientos comerciales administrados por empresarios mexicanos, algunos descendientes de chinos, pero no es un espacio de residencia y de comunidad para la población oriental.”
Existen otros dos puntos de referencia de esa comunidad: Tepito, aunque es más bien un espacio de trabajo, como propietarios de almacenes comerciales minoristas y mayoristas, además de sus empleados, al igual que Santa Fe, en Cuajimalpa, en los edificios residenciales junto a los corporativos de las grandes trasnacionales en los que laboran, como Huawei, ZTE, Huaxi, Jinchuan y Lenovo, y si bien conforman una sociedad entre ellos, no se integran con grupos de diversas nacionalidades, el perfil es de personas jóvenes que permanecen dos o tres años y son promovidos a otro país o regresan a China.