Fue muy favorecedora la reunión para Claudia Sheinbaum Pardo, la científica y académica que gobierna la capital del país. Fungió como anfitriona, pues el presidente López Obrador cruzó la calle para realizar en el Antiguo Palacio del Ayuntamiento sus sesiones matutinas sobre seguridad y medios, tuvo lugar y ánimo relevantes en la correspondiente conferencia mañanera de prensa, mostró estadísticas que apuntan a una notable reducción delictiva en la Ciudad de México y recibió afectuosas palabras del Gran Decisor que sigue diciendo que rumbo a 2024 ya no existe la figura del “tapado”.
Pero la dicha no fue completa. Un reportero preguntó en la mañanera si Claudia era la consentida y el máximo jefe político respondió: “Yo la quiero mucho, la quiero mucho a Claudia”. Y agregó enseguida, pegadito: “Y Adán, imagínense, es mi paisano; Marcelo está haciendo un trabajo de primera”.
Antes de estas precisiones de afectos políticos, el Presidente había escuchado del mismo reportero una argumentación de contexto: “el señor secretario (de Gobernación) ha tenido una posición más protagonista, política, pública, de escenario, y aunque está abajo en las encuestas lo señalan como el plan B, y esa es la pregunta: ¿es el secretario de Gobernación el plan B para que sea el candidato de Morena?” (https://bit.ly/3yHBhbK).
La postura del Presidente de México mantiene a Claudia en condición de favorita en estima, pero no necesariamente en viabilidad práctica. Ciertamente, el secretario de Gobernación está muy rezagado en las encuestas de opinión, pero mucho ha crecido desde que llegó a Bucareli en cuanto a afecto personal y operativo de su jefe; Ebrard, quien no estuvo en la mañanera, pero sí en la sesión privada sobre seguridad, y esperaba el fin del encuentro con medios para acuerdos con el Presidente sobre la Cumbre de las Américas, se sostiene en la ruta 2024, pero no con demasiado énfasis presidencial.
López Obrador mencionó que el tapadismo ha fenecido, luego de larga vida: “eso lo inventó Porfirio Díaz, el primer ‘tapado’ que hubo fue Manuel González”. En anteriores declaraciones ha señalado que también quedaron atrás el dedazo y la cargada. Aunque igualmente había dicho el 12 de julio de 2021 en Villahermosa, todavía con Adán Augusto como gobernador de Tabasco (https://bit.ly/39qccHL): “yo soy el destapador y mi corcholata favorita va a ser la del pueblo”.
Ha de recordarse que Manuel González fue presidente de México de 1880 a 1884, luego de la primera presidencia constitucional de Porfirio Díaz, ya con éste como factor decisorio de la política nacional. Se cuenta que en 1883 se asomó Díaz a Palacio Nacional y le dijo a González que él, Porfirio, no tenía más ambiciones presidenciales. González removió cajones de su escritorio y Díaz le preguntó, sorprendido: “¿qué busca, compadre?”, a lo que éste respondió: “al pendejo que se lo crea, compadre”.
El tapadismo, en realidad, no consiste sólo en esconder al favorito para destaparlo en el momento oportuno. La esencia de esa facultad metaconstitucional del presidencialismo mexicano (así la definió el jurista Jorge Carpizo) reside en la designación unipersonal de la candidatura oficial a la sucesión, no en el método para implementarla, que puede utilizar incluso (jugar con) la exposición pública de los aspirantes aceptados.
Miguel de la Madrid, por ejemplo, hizo que el PRI organizara una “pasarela” de precandidatos presidenciales para 1988, en la que participaron Manuel Bartlett, Ramón Aguirre, Miguel González Avelar, Alfredo del Mazo (padre del actual gobernador), Sergio García Ramírez y el predestinado Carlos Salinas de Gortari.
Y, mientras el presidente de Guatemala, Alejandro Giammattei, ha anunciado que no irá a la Cumbre de las Américas, en protesta por las críticas de funcionarios de Estados Unidos a la decisión de sostener en la fiscalía del país centroamericano a la abogada Consuelo Porras Argueta, ¡hasta mañana!
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