Buffalo. Joe Biden denunció con dureza ayer el “veneno” del supremacismo blanco y a quienes contribuyen a propagarlo, tras la matanza racista que dejó el sábado 10 víctimas mortales en Buffalo. En esta ciudad, del estado de Nueva York, un joven seguidor de las teorías conspirativas perpetró la matanza con un fusil de asalto, lo que el presidente estadunidense calificó de “terrorismo interno”.
Un solemne y conmovido Biden aludió a los creyentes del “gran remplazo”, teoría conspirativa de extrema derecha, según la cual la población blanca y cristiana es sistemáticamente remplazada con pueblos de ascendencia no europea.
“Pido a todos los estadunidenses que rechacen esta mentira y condeno a todos los que la propagan para ganar poder, votos y dinero”, aseveró. “Aquellos que pretenden amar a Estados Unidos han alimentado demasiado el odio y el miedo”, dijo el demócrata de 79 años, sin mencionar nombres ni afiliaciones políticas.
“Este veneno, esta violencia no puede ser la historia de nuestra época”, dijo Biden, con el telón de fondo de las matanzas que ha vivido el país en los últimos años contra afroestadunidenses, latinoamericanos y judíos.
Tras mencionar a cada una de las víctimas del tiroteo, recordó sus pequeñas historias: una murió cuando “compraba fresas para hacer su repostería preferida”, otra buscaba comida para una “velada de cine en familia”, un papá murió cuando compraba un “pastel de cumpleaños” para su hijito. Vidas que estaban al servicio de una comunidad y de sus familias, como la de una anciana que cada día iba a atender a su marido en una residencia de ancianos, o el guardia de seguridad que trató de detener al asesino, perdiendo en ello la vida”, evocó.
Poco antes, el presidente y su esposa, Jill Biden, se detuvieron un momento ante el memorial improvisado en el lugar de la matanza. Y exhortó de nuevo a regular las armas de fuego: “No soy ingenuo. Sé que la tragedia se volverá a producir (...) Pero hay cosas que podemos hacer, como prohibir las armas de asalto en nuestras calles”, señaló.
El demócrata pidió desde hace tiempo al Congreso prohibir las armas de asalto, como la utilizada el sábado, al igual que lo hizo Nueva Zelanda luego de la matanza racista contra mezquitas en Christchurch en 2019, que habría inspirado al presunto asesino de Buffalo, Payton Gendron, de 18 años.
La organización Gun Violence Archive ha censado más de 200 “tiroteos de masas” en lo que va de año.