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2022-05-18 08:29

Salarios en la liga femenil, lejos de cubrir necesidades básicas

Katty Martínez, goleadora del América, es de los casos excepcionales que tienen un salario decoroso, pero el promedio de jugadoras debe hacer frente al pago de renta, comida y hasta nutriólogos.
Katty Martínez, goleadora del América, es de los casos excepcionales que tienen un salario decoroso, pero el promedio de jugadoras debe hacer frente al pago de renta, comida y hasta nutriólogos. Foto @kattyabad

Ciudad de México. Cinco años de esfuerzos en la Liga Mx Femenil no han alcanzado para que todas las jugadoras puedan desempeñarse en condiciones dignas. Con un salario promedio de 8 mil pesos, salvo algunas excepciones, las futbolistas aún deben pagar renta, comida y hasta nutriólogos profesionales ante la falta de un respaldo cabal de los clubes.

Por miedo a represalias, sólo bajo anonimato, algunas de ellas han revelado los salarios que perciben; aunque estos pueden alcanzar los 150 mil pesos –como la goleadora del América, Katty Martínez, según información de TUDN–, la mayoría de las futbolistas siguen siendo el último eslabón con cifras mucho más bajas.

En el Necaxa, por ejemplo, los salarios promedio rondan los ocho mil pesos mensuales, mientras en Ciudad Juárez se alcanzan los 12 mil pesos, de acuerdo con integrantes de ambos equipos. Sin embargo, las futbolistas deben ajustar sus cuentas y cubrir con esa suma una serie de gastos personales que, en muchas ocasiones, incluyen al menos la renta de una vivienda.

Contraste abismal

Existe un abismal contraste con la liga varonil, donde por ejemplo, el atacante francés de Tigres, Florian Thauvin gana 10.1 millones de pesos al mes, su coterráneo André-Pierre Gignac 8.1 y Guillermo Ochoa 7.7 millones de pesos al mes. Un novato, en Pumas, la segunda nómina más baja de la Liga Mx, como Santiago Trigos, percibe 10 mil 800 pesos mensuales. Todo ello de acuerdo con el sitio especializado Salary Sport.

Los salarios han aumentado poco desde que la Liga se creó en 2017 con un tope mensual de dos mil 500 pesos. Incluso, la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece) sancionó en 2021 a la Federación Mexicana de Futbol por promover la brecha salarial de género.

Mikel Arriola, presidente de la Liga Mx, aseguró a La Jornada que desde 2019 se quitó la barrera de salarios; no obstante, el torneo femenil es una de las pocas competencias en el mundo que no cuenta con una cifra mínima para las jugadoras, de acuer-do con un informe de la FIFA publicado el año pasado.

Las condiciones que enfrentan –sostienen las jugadoras– van más allá de los salarios bajos. Mientras equipos como el Necaxa y el San Luis sólo ofrecen una comida cuando se trata del día de partido, en casos como Ciudad Juárez no cuentan con un nutriólogo y son ellas quienes solventan ese gasto.

“Somos jugadoras profesionales, así nos deben tratar y así debemos responder”, sentencia la delantera del Querétaro, Berenice Muñoz, la primera anotadora en la historia de la Liga Mx Femenil. “A veces los clubes le dan importancia, pero en otras te dicen ‘ustedes no, porque van en el último lugar de la tabla’. Si los hombres estuvieran en esa misma situación, no importaría, les seguirían dando todo, como sabemos que pasa”.

Asimismo, las futbolistas pagan por la renta de viviendas que, dependiendo de la localidad, representan un gasto mínimo de 4 mil 500 pesos al mes, de acuerdo con lo señalado por varias de ellas. Clubes como el América y Pachuca dan hospedaje al plantel femenil, pero no todos cuentan con casa club y algunos, incluso, sólo pueden alojar hasta cuatro personas, como es el caso de Ciudad Juárez.

Mazatlán, equipo con instalaciones nuevas tras la mudanza en 2020; así como Necaxa, San Luis, Querétaro y Pumas no cumplen ese requisito. Santos sólo puede hospedar a 10 jugadoras, mientras que Puebla tiene apenas lugar para ocho integrantes.

Mejores entradas

“Para los dueños y las directivas, el futbol femenil todavía no es redituable”, lamenta Tania Morales, capitana de Cruz Azul. “Sin embargo, cada vez hay más gente que ve los partidos y mejores entradas en los estadios. Hay que invertirle a los sueldos para que esto empiece a caminar y sea un negocio como pretenden”, sugiere.

La apertura parcial de los estadios para jugar es otro problema. El partido de la fecha 15 del Clausura 2022, entre Ciudad Juárez y Querétaro, se disputó en un campo alterno con zonas amarillentas y tierrosas, con bordes elevados que incrementaron el riesgo de lesiones.

“Era como jugar en un establo –señala Berenice Muñoz, quien hizo el viaje con sus compañe-ras queretanas a la frontera–, tenías que cuidarte bien los tobillos o no barrerte tanto porque te podías atorar en el césped. Eso influye de alguna manera en nuestro rendimiento, porque sales con miedo a lesionarte.”

La mediocampista Miah Zuazua externó en Twitter: “El último partido que tuvimos en casa fue en esa cancha, qué vergüenza es tener un equipo profesional jugando en un lugar como éste. Tienes el campo de entrenamiento varonil justo al lado que se ve completamente diferente”.

Los compromisos del equipo varonil son prioritarios y el cuadro femenil queda a expensas de ello para disponer de la cancha estelar. Además del Corregidora, el Querétaro cuenta con el estadio Olímpico Alameda, donde las féminas reciben sus encuentros de locales. En esta temporada, además, la rojinegras del Atlas jugaron por completo en el estadio Jalisco, pero fue hasta marzo cuando abrieron sus puertas a los aficionados.

De los 18 inscritos en la Liga, sólo Cruz Azul mantuvo como casa las instalaciones de La Noria en lugar del estadio Azteca.

Tal vez deban pasar cinco o siete años –reflexiona Morales– para que podamos vivir del futbol y dedicarnos sólo a eso. Pero también debemos ser autocríticas: entender que, si exigimos sueldos y trato de profesionales, tenemos que comportarnos como tales.

En semanas recientes, la delantera de Chivas, Alicia Cervantes, reveló parte de una conversación que tuvo con Rafael Márquez Álvarez, entonces directivo del Atlas, durante su paso con las rojinegras. “Rafa me marcó y me dijo: mira, Alicia, queremos que vuelvas al Atlas. Te vamos a dar tres mil pesos”, contó la tapatía en un podcast que se transmite por YouTube.

El aumento equivalía a mil 500 pesos, pero no aplicaba para el resto de sus compañeras. Por eso Cervantes rechazó la oferta, no sin antes escuchar el reclamo de Márquez, también representante de la Asociación Mexicana de Futbolistas Profesionales: “¿Juegas por dinero?”, le preguntó. “Y yo le dije que no era eso, sino que tenía una familia. Él trató de arreglar las cosas, pero yo no quise regresar al club”.

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