Más allá de las cifras en su acumulado histórico, la desaparición de personas es un fenómeno vigente en el país y “a la par crece la deuda ética y social de regresar la identidad de aquellas personas fallecidas no identificadas y restituirlas a sus familias, incluidas las que murieron a lo largo de la ruta migratoria”, sostuvo la responsable del programa para personas desaparecidas en México del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), Marlene Herbig.
A propósito del significado de alcanzar 100 mil desaparecidos, afirmó que este fenómeno es una de las consecuencias humanitarias más dañinas y duraderas de los conflictos armados, otras situaciones de violencia, migración y desastres naturales. No importa si ocurre en México, Honduras, Guatemala, El Salvador o en cualquier país del mundo. “Cuando alguien desaparece, sus familiares tienen el derecho a saber qué ha ocurrido. Conocer el destino de las personas desaparecidas es primordialmente un acto humanitario.”
Por diversas causas, agregó, en América Latina se registran cientos de miles de casos surgidos de los conflictos armados del pasado y presente, las actuales situaciones de violencia armada, las constantes migraciones y desastres naturales. Por ello, advirtió que para México y otras naciones latinoamericanas “atender esta problemática es un verdadero reto humanitario”.
Es muy claro que el incremento consistente en la desaparición en México refleja que es un fenómeno muy presente y dinámico. De acuerdo con los datos del Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas, al 16 de mayo había más de 100 mil casos, de los cuales más de 2 mil 900 corresponden a los primeros cuatro meses de 2022.
“Estas cifras nos muestran que la desaparición no es tema del pasado. Día tras día aumenta el número de personas de las que no se tienen noticias, que pierden el vínculo con sus familiares, muchas familias llevan buscando por décadas.”
Con independencia de las cifras, subrayó Herbig, “es importante reconocer que hay mejoras en el registro de casos, incluyendo la centralización de los datos y el acceso público a la información. También es de reconocer la aprobación de la creación del Centro Nacional de Identificación y avances en la implementación de la Ley General de Desaparición. Eso incluye la creación de las comisiones de búsqueda en cada estado y la aprobación del protocolo homologado de búsqueda”.
Como parte de las acciones humanitarias y de acompañamiento del CICR en México, Herbig indicó que han impulsado la realización de encuentros regionales entre las comisiones de búsqueda de personas con el objetivo de fortalecer su capacidad operativa y eficacia en sus tareas.
“Más allá de las diferencias de cada contexto, las necesidades de las familias se parecen: saber qué pasó con su familiar, sufren la falta de apoyo institucional en la búsqueda, padecen discriminación y olvido por parte de la sociedad, hay que atender la salud mental tras años de espera”, explicó.
Frente a otra de las vertientes asociadas al fenómeno, la crisis forense –que según cifras oficiales mexicanas mantiene sin identificación a 52 mil cadáveres–, Herbig señaló que el CICR ha colaborado en la conformación del grupo coordinador del Mecanismo Extraordinario de Identificación Forense (MEIF).