Gaza. Las fuerzas de seguridad israelíes reprimieron ayer con gases lacrimógenos y balas de goma a los asistentes al funeral del joven palestino Walid al Sharif, quien murió a consecuencia de heridas que sufrió en la mezquita de Al Aqsa el pasado 22 de abril.
Los enfrentamientos ocurrieron cerca de la Ciudad Vieja, en los alrededores del cementerio.
Mientras la Media Luna Roja informó que “71 palestinos resultaron lesionados hoy (lunes) en enfrentamientos con las tropas de Israel en Jerusalén Este”, y precisó que 13 fueron trasladados a un hospital.
Varios medios locales informaron que las fuerzas israelíes detuvieron a más de 50 palestinos.
Seis miembros de las fuerzas de seguridad israelíes resultaron levemente heridos por impactos de piedras, lanzadas por los manifestantes, refirió el portal de The Times of Israel.
“Cientos de infractores de la ley y alborotadores arrojaron piedras, palos y objetos, lanzaron fuegos artificiales y trataron de dañar a las fuerzas policiales en el lugar”, señaló en un comunicado la policía israelí.
La Autoridad Nacional Palestina (ANP) aseveró que el ataque contra los “dolientes” de Walid al Sharif es un “acto brutal y bárbaro”, y añadió que “las fuerzas de ocupación ya no se conforman con cometer sus crímenes contra la vida de nuestro pueblo, sino que sus violaciones se extienden a la santidad de los muertos y los cementerios”, refirió la agencia de noticias Maan.
El Movimiento Nacional de Liberación de Palestina (Fatah) afirmó que, tanto la agresión contra el “mártir” Walid al Sharif como contra “el cadáver” de la “víctima” Shireen Abu Akleh, corresponsal de Al Jazeera, asesinada el miércoles pasado, son “prácticas fascistas”, refirió la agencia de noticias Wafa.
Critican ataques a dolientes en exequias de periodista
El patriarca latino Pierbattista Pizzaballa dijo que los ataques de la policía israelí a los dolientes durante el sepelio de Abu Akleh, transmitido a todo el mundo, significó un “uso desproporcionado de la fuerza” hacia una multitud de miles de personas que ondeaban banderas palestinas que marchaban desde el hospital a un templo católico cercano en la Ciudad Vieja de Jerusalén.
El ataque provocó una condena mundial y se sumó a la conmoción y la indignación por el asesinato de Abu Akleh mientras la periodista cubría un tiroteo en la Cisjordania reocupada.
Israel y los palestinos están enfrascados en un choque verbal por el homicidio de Abu Akleh.
La periodista, una palestina-estadunidense, católica, quien llevaba trabajando 25 años en el canal satelital, falleció de un balazo mientras cubría una incursión militar israelí en el campamento de refugiados de Jenin, en la Cisjordania ocupada. Vestía un chaleco azul claramente marcado como “Prensa”.
Funcionarios y testigos palestinos, incluidos los periodistas que estaban con ella, dicen que la reportera cayó abatida por fuego de los militares.
El ejército, después de afirmar inicialmente que palestinos armados podrían haber sido los responsables, se retractó y ahora dice que también pudo haber sido alcanzada por disparos israelíes errantes.
Exigen frenar más planes de asentamientos de Tel Aviv
El primer ministro palestino, Mohammed Ishtaye, pidió a la comunidad internacional boicotear a Israel e imponerle sanciones, y abogó porque Estados Unidos y los países europeos intervengan “con urgencia para frenar los nuevos planes de asentamientos que Israel busca instaurar en Cisjordania” para la construcción de 4 mil 320 nuevas unidades habitacionales.
Un grupo de expertos de la Organización de Naciones Unidas en derechos humanos llamó a Israel y a la comunidad internacional detener los desalojos forzosos, los desplazamientos arbitrarios y el traslado por la fuerza de las comunidades palestinas de Masafer Yatta, en Cisjordania, lo que puede constituir un crimen de guerra.
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