Buenos Aires. Miles de manifestantes llegaron ayer de distintos lugares del país en la llamada Marcha Federal Piquetera, que comenzó en las provincias el pasado martes, convocada por organizaciones territoriales, movimientos sociales de base, partidos de izquierda y de orientación trotskista y otros que marcharon pacíficamente por las avenidas hacia la histórica Plaza de Mayo con arengas como: “Trabajo genuino, salarios dignos, contra el hambre y la pobreza”.
Las columnas provenientes de las provincias donde surgieron en 2001, cuando miles de desocupados se lanzaron a las calles y las carreteras del país, conformando “piquetes” (contingentes de protesta), cortando caminos e iniciando una lucha que está en la memoria argentina.
El martes pasado, se organizaron en las plazas de las principales ciudades para después trasladarse a la capital. Aquí también hubo movilizaciones de los gremios docentes que se concentraron para rechazar los cambios en la norma que regula la carrera magisterial en Buenos Aires.
Además, una repulsa pública de trabajadores de la Asociación de Licenciados en Enfermería, enmarcada en el plan que comenzó el miércoles con una marcha de antorchas, fue duramente reprimida por la policía metropolitana cuando protestaban delante de la sede la municipalidad.
En tanto, funcionarios del gobierno porteño, que en abril solicitaron la represión contra las marchas de protesta, llegaron a un acuerdo con algunos dirigentes de la Marcha Federal, para que realizaran su manifestación y dejaran estacionados los microbuses en un punto convenido para no perturbar el tránsito en la ciudad.
Hubo una conducta doble del gobierno de la ciudad al reprimir las manifestaciones contra el municipio y no hacerlo con aquellos que realizaron la Marcha Federal con demandas muy precisas contra el gobierno nacional.
Al grito de: “¡Que se vayan todos!” (como en 2001) exigiendo el cambio social, y un no a las restricciones económicas ordenadas por el “gobierno y el Fondo Monetario Internacional”, las pancartas llevaron diversas consignas, repartidas en miles de voces.
El contexto político es una fuerte convulsión en la oposición, donde Macri atacó a la Unión Cívica Radical, su principal aliado en la coalición derechista de Juntos por el Cambio, creando otro frente de tormenta.
Asimismo en la lucha interna del oficialista Frente de Todos, hay una tensa pausa, después que el presidente Alberto Fernández, de gira por Europa, advirtió que no está pensando en una relección, como había dicho provocando una situación difícil. Se refirió en buenos términos a la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, que había advertido sobre las falencias en el terreno de lo social con el presidente.
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