Ciudad de México. A Tigres le sobró oficio e inteligencia para vencer a Cruz Azul (0-1) en la ida de los cuartos de final de la Liga Mx, incluso después de quedarse en inferioridad numérica por la expulsión del uruguayo Nicolás López y de jugar ante más de 28 mil aficionados en contra, en su visita al estadio Azteca.
Los felinos tenían muy bien estudiado al equipo de Juan Reynoso y no se salieron de su libreto para tomar ventaja en la serie. Mientras La Máquina, con pocas ideas, saltaba líneas sin poder patear a la portería, Tigres esperaba agazapado y circulaba la pelota sin apuro, lo mismo con Javier Aquino que con Luis Quiñones.
En este y otros reveses de La Máquina, sobrevolaron señales de ciclo cumplido para varios jugadores. Hubo abucheos para Rafael Baca, Christian Tabó e Iván Morales, el delantero que llegó como un tanque goleador y que en 13 partidos sigue sin marcar goles. Ninguno de ellos le pudo ofrecer algo distinto a su equipo para salvar la noche.
La principal virtud de los felinos fue dinamita pura para los celestes. Miguel Herrera ordenó atacar y presionar alto, siempre a la espera de un error de los defensores. El descuido no vino de una salida, pero validó la apuesta del Piojo y puso contra las cuerdas a Cruz Azul en el final del primer tiempo.
El gol pareció ocurrir en cámara lenta y sorprendió incluso a los propios jugadores de Tigres antes de la celebración. Sobre la línea de banda, Jesús Dueñas rescató la pelota y mandó un centro que recorrió el área sigilosamente para meterse al fondo de la portería (43), entre las miradas culposas de Adrián Aldrete y Sebastián Jurado.
La jugada fue una erupción de júbilo en el banquillo visitante, pero también el origen de un reclamo que tomó fuerza en el Azteca. “¡Pongan huevos, azules pongan huevos!” El mayor reconocimiento, al margen del enojo, se lo llevó Jurado, convertido en figura otra vez tras un mano a mano espectacular que le arrebató el festejo a André-Pierre Gignac y rescató del error a Julio César Domínguez.
En la jugada siguiente, Jurado, no conforme con los aplausos, evitó un segundo remate de Diente López y resultó con un golpe en la sien que estuvo a punto de obligar su salida. Abucheados en el descanso, los jugadores de Cruz Azul se encontraron con otro escenario en el segundo tiempo, principalmente por los errores de Tigres.
Una jugada imprudencial de López sobre Luis Abram, quien terminó ensangrentado y con el tabique roto, le valió la tarjeta roja tras una revisión del árbitro Fernando Hernández en el VAR. Minutos antes, el uruguayo estuvo a punto de llegar a los golpes con Luis Quiñones, su compañero en el ataque, por una jugada en la que no le cedió el balón.
En ese lapso de confusión, Miguel Herrera también fue expulsado por cuestionar la decisión de los silbantes. Lo mejor de Cruz Azul llegó gracias a eso, porque entonces surgieron remates a la portería de Uriel Antuna, Santiago Giménez y una volea de Ángel Romero, que estuvo cerca de empatar el marcador, de no ser por la brillante estirada de Nahuel Guzmán.
Pese a la ventaja numérica, la Máquina terminó en cero y ahora tendrá que ganar por al menos dos goles en el Volcán para aspirar a las semifinales.
Al término del encuentro, el técnico de Cruz Azul, Juan Reynoso, explicó que la derrota de su equipo fue producto de “malas decisiones individuales” y un primer tiempo en el que “parecía que se nos estaba incendiando la casa; teníamos la pelota y nos quemaba”.
El peruano confió en remontar el marcador en el juego de vuelta, apelando a “la categoría de los jugadores”, pues en estos momentos es cuando “tienen que demostrar si están o no para jugar en Cruz Azul”.