Jerusalén. La veterana periodista Shireen Abu Akleh, una de las estrellas de la cadena catarí Al Jazeera, murió por disparos de bala ayer, cuando cubría una incursión del ejército israelí en el campo de refugiados de Jenin, en Cisjordania reocupada.
Al Jazeera denunció que la reportera, palestino-estadunidense cristiana, de 51 años, nacida en Jerusalén, fue asesinada “deliberadamente” y “a sangre fría” por las fuerzas israelíes; además, calificó el hecho de “horrible crimen que rompe las normas internacionales”.
La televisora instó a la comunidad internacional a que “condene y responsabilice a las fuerzas de ocupación israelíes por atacar y matar a nuestra colega”.
La comunicadora fue trasladada de urgencia a un hospital en Jenin en estado crítico, donde fue declarada muerta poco después, a las 7:15 (hora local), reportaron el ministerio palestino de Salud y la cadena catarí, por separado.
El jefe del departamento de medicina de la Universidad Najah, en Nablus, confirmó que la autopsia ordenada por la fiscalía reveló que la periodista recibió un disparo en la cabeza. El cuerpo fue sacado de la universidad cubierto con una bandera palestina, y encima el chaleco que la protegía, para trasladarlo a la ciudad de Ramalá, mientras sus colegas lloraban y sacerdotes cristianos ortodoxos rezaban para despedirla.
El canciller de Qatar, Lolwah Khater, aseguró en Twitter que la corresponsal recibió un disparo “en la cara”.
Naftali Bennett, premier israelí, afirmó que “probablemente” murió por disparos perpetrados por palestinos.
Más tarde, el ejército israelí confirmó que realizó una redada durante la mañana en el campo de refugiados de Jenin, bastión de grupos armados palestinos en el norte de Cisjordania, pero negó haber disparado a periodistas.
“(El ejército) por supuesto que no ataca a periodistas”, sostuvo un mando militar israelí consultado por la agencia de noticias Afp.
En su mensaje detalló que hubo un intercambio de tiros entre las fuerzas de seguridad y sospechosos. Agregó que está “investigando el hecho y viendo la posibilidad de que los periodistas fueran atacados por palestinos armados”.
Abu Akleh llevaba un casco y un chaleco antibalas claramente marcados con la palabra “prensa” cuando cubría la redada con otros colegas, testigos de su asesinato. Entre ellos estaba otro periodista de Al Jazeera, el productor Alí Samudi, quien fue herido de bala en la espalda.
Él y otros periodistas presentes en el lugar dijeron que no había combatientes palestinos presentes cuando dispararon contra los representantes de la prensa, y cuestionaron directamente una declaración israelí que hacía referencia a la posibilidad de que se tratara de fuego palestino.
Una colega de Shireen Abu Akleh espera ayuda aterrorizada, mientras un hombre no identificado intenta levantar el cuerpo de la veterana periodista de Al Jazeera, quien fue herida de muerte por disparos en Jenin, Cisjordania reocupada. Foto Afp.
Abrieron fuego sin advertencias
“Íbamos a filmar la operación del ejército israelí y de repente nos dispararon sin pedirnos que nos fuéramos o que dejáramos de filmar”, declaró Samoudi, citado en el portal de Al Jazeera. “La primera bala me alcanzó a mí y la segunda a Shireen, no hubo ninguna resistencia militar palestina en el lugar”, detalló.
Horas después, el jefe de las fuerzas armadas, teniente general Aviv Kohavi, pareció retractarse de esa versión, al comentar que no estaba claro quién había disparado.
El ministro de Defensa de Israel, Benny Gantz, también hizo una declaración cautelosa sobre la responsabilidad del asesinato: “estamos tratando de averiguar qué sucedió exactamente, aún no tengo conclusiones finales”.
Al condenar este acto, miembros de la comunidad árabe, Estados Unidos, España, la Organización de Naciones Unidas (ONU), la Unión Europea, China, y el Comité de Protección de Periodistas pidieron una investigación independiente para esclarecer el caso.
El homicidio podría atraer más escrutinio del sistema de justicia militar de Israel, que es objeto de una vasta investigación por crímenes de guerra en la Corte Penal Internacional. Amenaza también con empeorar las ya de por sí tensas relaciones entre el ejército y la prensa internacional.
Tan sólo en mayo de 2021 un ataque israelí que fue anunciado con una hora de antelación, arrasó con la torre Al Jalaa, que albergaba las oficinas de Al Jazeera, la agencia de noticias Ap y la de otros medios de comunicación que tenían base en el lugar.
Abu Akleh era un rostro respetado y familiar en Medio Oriente, conocida por su cobertura en las últimas tres décadas de las duras realidades de la ocupación militar de los palestinos por Israel, que cumple 55 años. Trabajó para la agencia para los refugiados palestinos de la ONU, Radio Voice of Palestine, Amman Satellite Channel, Moftah Foundation y Radio Monte Carlo, hasta llegar a Al Jazeera en 1997.
Entre sus coberturas especiales destacan la segunda intifada, el sitio israelí de Jenin en 2002, la muerte de Yasser Arafat , numerosas incursiones en Cisjordania e intentos vacilantes de encontrar una paz sostenible.
La comunicadora era muy conocida en Cisjordania, y su muerte se sintió en toda la región. El presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmoud Abbas, responsabilizó a Israel del asesinato.
En Ramalá, sede del gobierno autónomo palestino, el cuerpo de Abu Akleh, cubierto con una bandera palestina y una ofrenda floral, fue llevado por las calles de la ciudad. Miles de dolientes corearon “con nuestro espíritu, nuestra sangre, te redimiremos, Shireen”.
Una procesión llevó el cadáver para su entierro en Jerusalén, donde nació Abu Akleh.
En Jerusalén Oriental, decenas de dolientes se congregaron en la casa de la familia para rendirle homenaje. Lina Abu Akleh, la sobrina de la periodista, la llamó “mi mejor amiga, mi segunda madre, mi compañera. Nunca pensé que llegaría este día, cuando la noticia sería sobre su muerte”, lamentó.
Durante la jornada decenas de personas protestaron en las calles para exigir justicia, pero algunos fueron detenidos al ser replegados por policías israelíes.
Niños palestinos llevaron velas e imágenes de la periodista y las colocaron afuera de la oficina de la cadena de televisión en Gaza.
Palestinos llevan los restos de la comunicadora hacia la oficina del canal catarí para que sus compañeros presenten sus respetos, en la ciudad cisjordana de Ramalá. Foto Al Jazeera y Ap.