La gira del presidente Andrés Manuel López Obrador por Guatemala, El Salvador, Honduras, Belice y Cuba ha reforzado su reconocido liderazgo en América Latina y el Caribe, donde goza de un considerable prestigio. Una armoniosa relación con el área centroamericana, y la defensa razonada y sentida de Cuba ante la política de asfixia económica de Estados Unidos (EU), redunda en el benéfico incremento de la relativa cuota de independencia de México ante su poderoso vecino. En contraste con la postura de Washington, partidario de aplicar la fuerza y la coerción frente a los conflictos sociales como la migración, el mandatario mexicano insistió en su enfoque de atenuar y, eventualmente, reducir de forma considerable ese fenómeno, con programas dirigidos a atacar sus causas.
En los cuatro países centroamericanos visitados se redoblará, o comenzarán a aplicarse, Sembrando Vida y Jóvenes Construyendo el Futuro. México suprimirá, además, los aranceles a productos alimentarios de Belice. AMLO cuestionó que EU haya otorgado 40 mil millones en ayuda a Ucrania, pero no cumpla su promesa de hace años de apoyo a Centroamérica. Es obvia su afinidad con la presidenta Xiomara Castro, de Honduras, luchadora incansable por la democracia, y el restablecimiento del proyecto de justicia social echados abajo por el golpe de Estado contra su esposo Manuel Zelaya. Pero también lo es la voluntad política de estrechar relaciones con todos los gobiernos de la región por encima de diferencias ideológicas, en un espíritu de unidad latinocaribeña y lo que llama “fraternidad universal”.
En Cuba, donde fue recibido con el mayor cariño y honores, y acogido por Raúl Castro en una fraterna plática, AMLO reafirmó su total oposición al “perverso” bloqueo y, para subrayar su postura, fue firmado por las autoridades de salud de los dos países un convenio que permitirá formar especialistas mexicanos en la isla y viceversa, así como llevar médicos cubanos a lugares de México donde no los hay e introducir la muy exitosa vacuna isleña Abdala contra el covid-19, aplicable en edades infantiles. Esta gira se inscribe en el valioso legado de la política exterior mexicana de no intervención, defensa de la soberanía y cooperación entre los pueblos, formulada y desarrollada principalmente desde la presidencia de Benito Juárez, pasando por la Revolución Mexicana y, sobre todo, el gobierno del general Lázaro Cárdenas. Las neoliberales fueron, en conjunto, las administraciones más entreguistas en la historia de México. El Presidente no cesa de recordarlo en esa formidable escuela de formación política que son las mañaneras.
Tres años y un poco más de AMLO en la Presidencia han dado un enorme impulso a la recuperación y superación del mencionado legado. Cierto, indudablemente limitado por lastres geopolíticos heredados del entreguismo neoliberal, muy difíciles de sacudir por lo menos a corto y mediano plazo. Sin embargo, acciones de esta Presidencia contrabalancean esa limitación, añadiéndole importantes márgenes de negociación internacional. Señalaré algunas: una de ellas, la resuelta operación de rescate de Evo Morales, marcó tempranamente el rumbo latinoamericanista que seguiría AMLO y salvó la vida a Evo, como él ha proclamado.
A ello debe añadirse la revitalización de la estratégica Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) emprendida con éxito cuando el ente agonizaba y la categórica definición en la reunión de cancilleres celebrada en el Castillo de Chapultepec, donde expresó que nuestra América “debe mantener vivo el sueño de Bolívar y recrear su proyecto de unidad entre los pueblos de América Latina y el Caribe”. Estas actitudes –como la propia gira que comentamos– constituyen indudables actos de contención por México a la política injerencista de Washington, forjador a través de la OEA del golpe de Estado contra Morales.
En medio de una de las campañas mediáticas más feroces y costosas, no sólo contra Cuba sino contra su presidente, este fraterno posicionamiento de su visitante mexicano cobra un valor incalculable: “quiero expresar abiertamente mi gran satisfacción por constatar que Cuba tiene un extraordinario presidente, Miguel Díaz-Canel. Un hombre honesto, trabajador, humano, una muy buena persona, un buen servidor público y un buen ser humano, y eso me dio mucho gusto”. Ante el planteamiento excluyente de Venezuela, Nicaragua y Cuba, AMLO ha planteado insistentemente que la próxima Cumbre de las Américas debe incluir a todos los países del hemisferio. Recientemente añadió que de no ser así México estará representado por su canciller Marcelo Ebrard y él no acudirá. Posición refrendada por el mandatario boliviano, Luis Arce, que fortalece aún más el liderazgo regional de AMLO. Si EU escuchara a AMLO, que llama a iniciar una nueva etapa de diálogo en América sin hegemonías, y desiste de su actitud excluyente, Biden daría un primer paso en la dirección correcta.
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