Ciudad de México. México se acerca a los 100 mil desaparecidos. Pese a su dureza, la cifra no refleja el dolor de las familias ni el hecho de que no se trata de números sino de “personas de carne y hueso, con sueños y esperanzas, que tienen derecho a ser buscadas”.
Lo anterior se afirma en el Informe sobre desaparición de personas migrantes en México, que resume una de las aristas del trabajo que realiza el Servicio Jesuita a Migrantes (SJM).
Desde 2007, el SJM comenzó a brindar acompañamiento a familiares de personas que desaparecieron en las rutas migratorias. Hasta el año pasado, atendió a un total de mil 280 casos. Las cifras que derivan de este trabajo -que el SJM realiza aquí en tres sedes, Ciudad Juárez, Frontera Comalapa y la capital del país- dan cuenta de los riesgos que enfrentan los migrantes en rutas cada vez más peligrosas y de los perfiles sociodemográficos de quienes buscan una vida mejor en otro país.
En la presentación del informe, llevada a cabo en el anexo de un templo en la colonia Roma, Jérémy Renaux, coordinador regional del Programa de Personas Desaparecidas de la Cruz Roja Internacional, destacó algunos datos del informe: primero, que no hay un registro confiable sobre las personas migrantes desaparecidas y que muchas veces las familias desisten de la búsqueda porque no conocen las vías para solicitar la intervención de las autoridades o enfrentan la negativa a otorgarles visas humanitarias.
Renaux habló también de los motivos de la desaparición de personas en las rutas migratorias, que van de accidentes a la intervención del crimen organizado y pasan por la incomunicación cuando son detenidas por autoridades. “Hay una gran diversidad de casos, pero un mismo dolor para las familias”.
La falta de un registro confiable y actualizado, dijo Renaux, “contribuye a invisibilizar la desaparición”.
“Es importante destacar”, se señala en el informe, “que alrededor de 75 por ciento de las personas localizadas en México por parte del Programa de Búsqueda de Personas Migrantes Desaparecidas (Pbpmd) se encontraban detenidas en alguna estación migratoria o estancia provisional” (sobre todo en Chiapas y Tabasco).
Frente a la desaparición de personas migrantes en territorio nacional imperan “una impunidad casi absoluta y la revictimización”, sostuvo el en la presentación de un informe que da cuenta de problemas como el subregistro, la falta de colaboración entre instituciones y los obstáculos para que las familias participen en los procesos de búsqueda.
Aunque se han dado pasos importantes como la creación de comisiones de búsqueda, prevalecen problemas como “un subregistro significativo, falta de cooperación interinstitucional y falta de compromiso de autoridades de todos los niveles.
Según el informe, 71 por ciento de los migrantes desaparecidos son centroamericanos, siete por ciento de Sudamérica y 22 por ciento mexicanos, “lo que permite desmentir la idea de que sólo las personas migrantes extranjeras desaparecen en México”.
En los casos en que las personas no fueron encontradas “se presume se presume que la desaparición puede estar vinculada a la acción de grupos del crimen organizado o el cruce de las personas por zonas desérticas y/o cuerpos de agua ubicados en la frontera”.
El servicio jesuita, según explicó la abogada Xamara Navarrete, asesora a las familias en asuntos elementales como las preguntas que les hará la autoridad, apoyo psicológico y orientación para que puedan dirigirse “con mucha mayor claridad, a las autoridades, los albergues o los hospitales correspondientes, dependiendo del último punto en que tuvieron contacto con sus familiares”.
El informe fue presentado por Navarrete, Renaux, y Luis Arturo Macías Medina, director del SJM.