Con la esperanza de que sus muestras de sangre ayuden a encontrar pronto a sus seres queridos, ya sea vivos o muertos, decenas de familiares de personas desaparecidas han acudido desde el pasado lunes a la sede del Registro Nacional de Población para participar en la Brigada de Toma de Muestras Referenciales.

Ayer, la Marcha por la Dignidad Nacional que realizaron por undécimo año consecutivo las madres de las víctimas de desaparición animó también a muchas familias a participar en la iniciativa, organizada por el Centro Regional de Identificación Humana (CRIH) y la Comisión Nacional de Búsqueda.

Entre las primeras personas que este martes acudieron a dar sus muestras de sangre estuvieron Margarito López Vázquez y Berta Gutiérrez Vargas, cuyo hijo Edgar desapareció el 28 de noviembre de 2015, luego de ser víctima de secuestro en el estado de Hidalgo.

Aunque los padres de Edgar lograron juntar una parte del rescate que les exigieron, el joven nunca llegó al punto donde sus captores supuestamente iban a liberarlo. Desde entonces, su familia ha participado en múltiples búsquedas de campo en diversos estados y no dejan de explorar ninguna alternativa. La toma de muestras, dicen, es una puerta más que van a tocar.

Encontrarlo... vivo o muerto

“Vivo o muerto, pero lo queremos encontrar. ¿Qué más podemos perder? Esto es algo peor que cuando se te muere un hijo, porque al menos ahí ya sabemos dónde está, pero cuando está desaparecido, no sabemos qué es de él. Por eso seguimos adelante”, subrayó Berta Gutiérrez después de la toma de muestras.

Luis Rodrigo Albeldaño Peña, integrante del equipo de investigación y documentación de víctimas del CRIH, explicó que el proceso de registro consiste en verificar si las personas que acuden a la toma de muestras ya se encuentran en alguna base de datos oficial, para después canalizarlas con un asesor que incorpora algunos datos físicos de su ser querido.

Por ejemplo, la estatura y la edad en el momento de su desaparición, pero también si tenía tatuajes, si había padecido alguna fractura o cuáles eran sus características dentales, para poder distinguirlos con más facilidad en caso de que se encuentre algún cuerpo que corresponda a sus características.

De igual forma, a los familiares se les toma una muestra de sangre del dedo anular de la mano menos dominante, a través de una lanceta automática con la que se recolectan unas ocho gotas que son enviadas al laboratorio de genética del CRIH, ubicado en Saltillo, Coahuila.

En la fila para dejar sus muestras estaba Anita Zelaya, quien busca a su hijo Rafael Alberto Rolin, desaparecido en Chiapas el 19 de mayo de 2002. “Son 20 años de una lucha personal muy fuerte. Vivos los buscamos, porque vivos se fueron, pero tocamos todas las puertas posibles, para ver si se nos abren”.