Nueva York. Los rusos están considerando una “guerra prolongada” en Ucrania y por ahora ese conflicto está “estancado”, ninguno de los lados está “ganando”, expresaron jefes de inteligencia estadunidense ayer, mientras el Congreso se prepara para aprobar casi 40 mil millones de dólares más en asistencia –la mayoría militar– a Kiev con una notable ausencia de prospuestas de Washington para una paz negociada.
“Evaluamos que el presidente (Vladimir) Putin se está preparando para un conflicto prolongado en Ucrania… evaluamos que los objetivos estratégicos de Putin probablemente no han cambiado”, declaró Avril Haines, directora de Inteligencia Nacional de Estados Unidos, al comparecer ayer ante el comité de fuerzas armadas del Senado. Detalló algunas de las maniobras militares que los rusos intentarán para obtener el control de varias ubicaciones estratégicas, incluida la costa del Mar Negro.
En la misma audiencia, el jefe de la Agencia de Inteligencia de Defensa (DIA, por sus siglas en inglés), general Scott Berrier, comentó a los senadores que en esta coyuntura “los rusos no están ganando y los ucranios tampoco, y estamos en una especie de estancamiento”. Confirmó que hasta la fecha han muerto entre ocho y 10 generales rusos, y al preguntarle por las posibilidades de que Putin ordene el uso de armas nucleares tácticas, respondió que “por ahora no vemos eso”.
Haines espera más amenazas de Putin sobre el uso de armas nucleares, incluido algún ejercicio atómico, pero se considera que por ahora no hay una amenaza de que el mandatario ruso autorizará un ataque de esa naturaleza.
Mientras, luego de que líderes legislativos llegaron a un acuerdo el lunes, el Congreso empezó el proceso de aprobar un paquete de asistencia militar y humanitaria a Ucrania hasta de 39.8 mil millones de dólares, mucho más de los 33 mil millones propuestos inicialmente por la Casa Blanca, y un total que es 10 veces más que cualquier paquete anterior. Se espera que sea aprobado relativamente rápido, ya que en torno al tema de guerra hay, a diferencia de casi todo otro tema nacional, un consenso bipartidista generado por la invasión rusa a Ucrania.
Ese consenso preocupa a algunos analistas. Matt Duss, asesor de política exterior del senador Bernie Sanders, escribió en Foreign Affairs que la última vez que existió un consenso tan amplio fue despues del 11-S, el cual se usó para promover una serie de decisiones políticas que llevaron a errores y abusos graves con consecuencias extensas que siguen hasta hoy día. “El peligro es que en lugar de desarrollar un nuevo paradigma para esta era, los formuladores de políticas sencillamente intentarán exhumar un viejo modelo de guerra fría de ‘nosotros contra ellos’, revitalizarlo y ponerle un smoking”.
Duss advierte que hay razones por las cuales “la mayoría de la población del mundo, en particular en el sur global”, aún no han tomado una posición en torno a la invasión rusa a Ucrania señalando que “muchos países son escépticos sobre los llamados de naciones poderosas que ellos perciben como las que nunca han titubeado para explotar a los menos poderosos cuando sus intereses lo dictaban… Al mismo tiempo, la antipatía hacia la hegemonía de Estados Unidos es genuina, sobre todo en regiones que han padecido intervenciones militares, golpes, ocupaciones y asesinatos estadunidenses”.
Duss tambien señala que enmarcar la guerra de Rusia contra Ucrania como una batalla entre la democracia y la autocracia no toma en cuenta varios factores, incluido que esa misma batalla está ocurriendo dentro de varios países, entre ellos Estados Unidos, y que carece de credibilidad cuando Washington sigue apoyando a varios gobiernos autocráticos en regiones como Medio Oriente. Más aún, la retórica de la Casa Blanca al criticar a criminales de guerra carece de significado si Estados Unidos rehúsa rendir cuentas por sus propias violaciones ante instancias internacionales.
Por el momento, el gobierno de Joe Biden sigue operando más bien con nostalgia de la guerra fría, cumpliendo con los temores de varios analistas críticos de que este conflicto ya se ha elevado a una confrontación entre Estados Unidos y la alianza de la OTAN contra Rusia.
Anatol Lieven, experto en Rusia y analista de conflictos internacionales en el Quincy Institute, advierte en su revista en línea Responsable Statecraft que acontecimientos recientes siguen llevando a “Estados Unidos a un paso más cerca a una guerra actual con Rusia. Eso también implica un riesgo, ahora más grande que nunca, de una guerra nuclear, tal vez hasta (peor que) durante la crisis de los misiles en Cuba”. Para evitar todo eso, Lieven recomienda que el gobierno de Biden proceda “de inmediato a asegurar a Rusia que la estrategia estadunidense es ayudar a defender a Ucrania, pero no imponer una derrota completa sobre Moscú y usar esto para debilitar o destruir al Estado ruso”.
El conflicto no es prioridad para Washington
Señala que la ausencia de una propuesta para un fin negociado del conflicto en los hechos como en la retórica indica que, por ahora, frenar el conflicto no es prioridad de Washington.
El analista geoestratégico Michael Klare menciona que varios líderes estadunidenses repiten, como lo hizo otra vez más la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, en su visita a Kiev, que Estados Unidos está con Ucrania “hasta obtener la victoria” pero no precisan qué implica eso, ni los costos humanos y económicos. “En ningún lugar, en sus comentarios ni en los de otros funcionarios de alto nivel, hay palabras de un acuerdo negociado en Ucrania, sólo de escenarios que llevan a la derrota de Rusia, a cualquier costo en vidas humanas”, escribió en The Nation.
Lo que se necesita, concluye Klare, no son promesas ilusas de “victoria”, sino un esfuerzo internacional serio para frenar los combates ahora antes de que muera más gente, o la guerra escalará a algo “mucho peor”, entre lo cual está “dejar de hablar de victoria” por parte de los líderes occidentales.
Con la dinámica del conflicto actual, parece que no es sólo Moscú el que está contemplando prolongar la guerra, sino Washington también.