La forma de ser madre se ha transformado. “Antes, las mujeres se entregaban demasiado, lo sacrificaban todo, se postergaban, y eso las hacía ‘mamás insatisfechas’. Las nuevas generaciones buscan ‘maternar’, pero sin olvidarse de su individualidad”, dice a La Jornada, Ámbar Palacios, quien tiene dos hijos.
Con esa visión coincide Tania Galetovic, progenitora de dos niñas; una adolescente y otra menor. “Ahora somos más abiertas. Antaño, las madres educaban diferente: se inculcaba a las hijas ser amas de casa, buscar un buen marido, alguien que las mantuviera. La maternidad ha cambiado, porque la mujer ha crecido como persona. Las hijas ven eso y les abre su panorama sobre la vida.
“Entienden que su objetivo vital no es sólo tener que cuidar una casa y tener hijos: que tienen derecho a escoger si quieren procrear, y que eso no las hace ni más ni menos seres humanos”. Ambas aseguran que desde pequeñas querían ser madres.
Más versátiles
Otra era la situación de Paulina Molina, quien está a la mitad de sus 40 y reconoce que “no estaba en mis planes, pero quedé embarazada antes de terminar la universidad. Tuve la opción de no tener a mi hija”, pero optó por continuar la gestación. “No me arrepiento; no era lo mío, por ello no quise tener otro bebé”.
Juanita Solano, desde principios de los 60 y hasta los primeros años de la década posterior, tuvo 12 hijos, y –sostiene– “ser madre es lo más maravilloso, es lo mejor que te puede pasar; quiero mucho a mis hijos por las satisfacciones que me han dado. Por ellos se da todo sin esperar nada”.
Pondera que en su época se tenían muchos hijos. “Ahora me pongo a pensar, ¿cómo le hice, cómo pude?, cuando no estaba amamantando, estaba embarazada”.
Dice que las cosas han cambiado: ambos padres ahora deben trabajar. Ella fue ama de casa, “un trabajo no valorado; no pagado, no reconocido y agotador”.
A pesar de las distintas opiniones, a la mayoría de ellas les agrada ser “apapachadas” el Día de la Madre, celebración que este 2022 cumple en México un siglo.
Las entrevistadas destacan que “la maternidad está romantizada; no todo es tan bello ni fácil ni siempre sale bien”.
Eli Bartra, profesora distinguida de la Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Xochimilco, feminista y mamá, considera que “el Día de la Madre debería abolirse”, porque “es patriarcal; busca glorificar la crianza y a las amas de casa, incita a consumir bienes y servicios, es un instrumento de la mercadotecnia.
Celebrar, ¿sí o no?
“¿Cómo por qué glorificar o celebrar a las progenitoras? Es como festejar que hoy me bañé. La reproducción es algo natural; siempre debería ser elegida, pero muchas veces es forzada. ¿Cuántos celebrarán a las que no los querían tener?”.
Ámbar considera que es “bonito que nos honren. Todos los días te vas haciendo mayor y aún así es bello celebrar tu cumpleaños. Es lo mismo. El 10 de mayo debería ser un día libre. Me gusta que me regalen algo para mí, no una licuadora ni ese tipo de cosas ni salir a comer, pues es un día agobiante”.
Para Juanita “es muy desagradable salir esa fecha. A mis hijos les digo que siempre estoy aquí, no necesitan festejarme un 10 de mayo. Todos los días soy su mama”.
A Tania tampoco le gusta ir a comer o a desayunar, por las aglomeraciones y la espera de horas por una mesa en algún restaurante. Prefiere visitar un parque con su familia. “Estoy en contra de que te regalen electrodomésticos, mejor algo personal. Incluso, prefiero una carta de mis hijas. Su amor es lo que te hace feliz; no creo que merezcamos un premio”.
Juanita recomienda a sus hijos no llevarle flores para celebrarla, pues “hoy son 10 veces más caras”. En contraparte, en la mayoría de los comercios anuncian “ofertas”: Ollas, refrigeradores, lavadoras, perfumes, ropa, “para mamá”. Hasta un lavabo lo anuncian como “el mejor regalo para mamá”, aunque para las madres es una forma de “sometimiento”.