Activistas de extrema derecha del grupo QAnon están interceptando niños migrantes en la frontera y recopilando información sobre sus familiares basados en una teoría de conspiración sobre redes de tráfico infantil, informó ayer el diario The New York Times (NYT).
Según Mia Bloom, experta en temas de radicalización extremista y coautora del libro: Pasteles y pedófilos dentro de la mente de QAnon, “los niños son un apoyo para apuntalar su mensaje”.
“Usan a los menores para su propaganda y para impulsar su agenda política, bajo la hipótesis de que una élite de pedófilos dirigida por prominentes demócratas está depredando a niños inocentes, pero es una elaborada fantasía para reunir apoyo político y dinero, aprovechando el instinto inherente de las personas de proteger a los infantes mientras promueven pautas fronterizas de línea dura, afirma Bloom.
Jason Frank y su grupo, con pistolas enfundadas en sus caderas, acampan cerca de Sasabe, Arizona, como una fuerza fronteriza autoproclamada con el objetivo declarado de proteger a los miles de niños migrantes que arroja el tráfico sexual, tema favorito de QAnon.
Esta es de las movilizaciones más recientes de las que a lo largo de los años se han convertido en una industria de decenas de civiles armados, que se han desplegado a lo largo de la frontera sur.
Frank, un influencer de QAnon cuya página de Facebook luce sus selfis con gente como Donald J. Trump Jr. Su website dice que luego de pasar por un periodo de drogadicción y una estancia en prisión encontró el propósito en su vida al rescatar niños de las redes de pedofilia.
Frank se inserta en uno de los aspectos más complicados de la migración estadunidense. Mientras las autoridades de Estados Unidos devuelven a muchos extranjeros bajo una norma relacionada con la pandemia y la salud pública, los niños que llegan no acompañados generalmente se les permite la entrada, usualmente traen una dirección y el teléfono de un pariente que vive en Estados Unidos.
¿Pollero o conspiracionista?
Familias de Centroamérica, que esperan librar a sus hijos de la pobreza y las pandillas, frecuentemente pagan a los polleros para que lleven a sus hijos a Estados Unidos, sabiendo que la Patrulla Fronteriza los recogerá, y serán llevados a refugios del Departamento de Salud y Servicios Humanos, donde llamarán a los adultos que se harán responsables de los niños ,añadió NYT.
Los traficantes a veces envían grupos hasta de 30 menores de edad a la vez a que crucen el muro fronterizo por pequeñas hendiduras. Ahí es donde Frank y su grupo operan. Ellos reciben a los pequeños con hamburguesas y hot dogs, mientras transmiten su llegada en vivo en Facebook, donde anuncian su intención de mantenerlos a salvo. Después les regalan camisetas y luego forman un círculo de oración, toman las direcciones y los números de teléfonos de los parientes con los que piensan llegar los menores y a veces contactan por su cuenta a los familiares supuestamente para prevenir que los niños caigan en las manos equivocadas.
“Creemos que la conducta de este grupo es ilegal y extremadamente peligrosa”, afirma Margo Cowan, defensora pública en el condado de Pima y activista en inmigración. La ley requiere que aquellos que encuentren a niños migrantes no acompañados llamen a un oficial.
Los menores que cruzan la frontera como parte de las auténticas redes de trafico sexual son inusuales, afirma Stacey Sutehrland, funcionaria de una unidad de combate a la trata, en Arizona.
Funcionarios federales de Estados Unidos se negaron a comentar sobre las actividades del grupo QAnon y no estaba claro si los voluntarios infringen alguna ley al retener a los infantes.