Todas las variables económicas y financieras tienen una codependencia profunda y ahora vivimos uno de esos momentos en que las autoridades tienen que hilar fino para evitar una recesión.
El problema que más preocupa es el de la inflación. México terminará el año con un aumento superior a 7 por ciento y en Europa y Estados Unidos los precios pueden subir más de 10 por ciento, algo no visto en casi 50 años. Pero lo peor de todo es que todavía hay grandes posibilidades de que se rebasen esos pronósticos.
Si la invasión a Ucrania se prolonga y se frenan los flujos de hidrocarburos de Rusia al mundo, los precios de los combustibles subirán más, lo que presionará al aumento de precios de todo tipo de mercancías.
Para tratar de frenar la inflación, Occidente ya decidió aumentar la tasa de interés. En el caso de México el costo del dinero terminará el año por arriba de 8 por ciento, con el objetivo de evitar una fuga de capitales. En el caso de Estados Unidos quedará por arriba de 3 por ciento y en Europa será variable en un rango intermedio entre México y Estados Unidos.
Sin embargo, el aumento en el costo del dinero generará fuertes presiones en las finanzas públicas y privadas, ya que el pago de la deuda subirá. La empresas y países más endeudados tendrán que entrar a un proceso de restructuración, lo que frenará el avance económico, se perderán empleos y muchas empresas quebrarán.
Este proceso también puede llevar a una recesión en varios países europeos, comenzando por Gran Bretaña, debido a la escasez y a los altos costos de los energéticos, producto de la guerra.
Los efectos del aumento en el costo del dinero, de las restricciones económicas y de la incertidumbre también presionan al mercado accionario. Los precios de las acciones y, por lo tanto, de las grandes y medianas empresas, comienzan a bajar. Particularmente se aprecia una baja generalizada en las acciones tecnológicas que cotizan en mercados como el Nasdaq que tan sólo en lo que va del año ha bajado 25 por ciento.
Debido a los constantes cambios y a la gran incertidumbre que padecemos, tanto el Banco de México como la Secretaría de Hacienda tienen que hacer un trabajo muy preciso para tratar de evitar una recesión. Esperemos que lo logren.