¡Oh, ese toro de España heredamos los mexicanos!
Cuántas veces ¡oh toro! te habré visto con tus pitones demoniacos cimbrar el aire en medio del redondel. Perseverante como se llamó el quinto toro de la corrida del domingo, de Santa Fe del Campo, con el belfo húmedo, erguida la cerviz, altivo el mirar, plantado, airoso, desafiando a los toreros como Luis David de Adame que regresó de España hecho un torero.
Nada le intimidaba, el castigo con la vara le enfurecía, las banderillas acicateaban su rabia ante la muerte próxima. ¿Dónde quedaste? ¡Oh toro! Ayer regresaste toro de pena donde suspiran guitarras calientes y viejos aficionados.
Perseverante fuiste otra vez aquel toro que pasaba por el ruedo tira que tira cornadas, leña al fuego. El toro de Santa Fe del Campo nos recordó lo que eran los toros.
Luis David Adame tuvo una triunfal tarde de consagración toreando magistralmente, cortando orejas en sus dos toros y saliendo a hombros por la puerta grande, lástima –para mi gusto–, sus pases de espaldas con media rodilla en tierra, como los que trajo a México Enrique Ponce, no tenían razón de ser. La faena ya estaba hecha había dominado al toro. Y la estocada por todo lo alto.
Por otra parte, quiero agradecer los comentarios por la transmisión de la corrida del domingo de Heriberto Murrieta y Rafael Cué. Asimismo, de la Asociación Mexicana de Matadores de Toros y Novillos de José Francisco Coello, el licenciado Salvador Arias que esta semana defenderá ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación los intereses de Eduardo Heftye y de su presidente Paco Dodoli.
Y mi gratitud a Francisco García Noriega por el diseño del libro que comenté.