Recibo un correo que inicia así: “Soy tu viejo amigo y asiduo lector”. Pienso: ¿De qué se trata? ¿Una redundancia, un pleonasmo o, simplemente, una obviedad? Si no es mi antiguo amigo, ¿cómo podría aguantar ser mi lector y, menos aún, asiduo? Sea lo que fuere, no lo voy a desperdiciar y le contestaré todo lo que me pregunte, menos, por supuesto, algunos miles de cuestionamientos sobre los que mi prosapia saltillense me obliga a no recordar, o la secrecía que mis abogados penalistas me han ordenado rigurosamente preservar (me refiero al pool que he logrado integrar con el equipo de Scherer, Lozoya, Iberdrola, Robles, los Duarte y asociados. (¿Alguien dijo delincuencia legal organizada?). Además, la Omertá siciliana tiene una ramificación en Saltillo que nadie sospecharía.
Pues me dice mi ahora mejor de mis amigos: “Yo coincidía en tu denuncia del “ mexican project Manhattan”, que el PAN y los múltiples, pero oscuros, anónimos, etéreos, difuminados, ocultistas, subterráneos, complotistas, golpistas, obsesionados en patrocinar mandobles de Estado y exhibir, de inmediato, sus manos en lujosos cabestrillos marca Palacio (rebuscada manera ésta de decir que tiran peñascos y ocultan la mano), estaban fraguando para librarse de toda la actual estructura gubernamental o, en el peor de los casos, reblandecerla para asegurarse su no perpetuación. Ellos entendían que sus capacidades estaban muy lejos de provocar, exitosamente, un golpe, pero sí tenían la seguridad y confianza en sus recursos y poderes para iniciar un infame y procaz toqueteo cuyos resultados fueran definitivos en el 2024.
Por supuesto que las ideas geniales no se hicieron esperar, pero prevaleció una cita bíblica: “Eccehomo”. O, lo que, es lo mismo: ¿Quién es el hombre? Traducido a nuestra era se diría: ¿Quién es el que debe, puede, llevar a puerto seguro nuestra propuesta/ilusión? Hubo discusión, pero no tanta. ¿Kraus, Loret, Camín, Castañeda (¿repetir el negocito por tercera o quinta vez?). Ellos, simplemente, estaban creando la imagen de un “Capitán América”, capaz de librar a este santo territorio de la amenaza del demoniaco y destructivo populismo (antes se llamaba comunismo, pero ahora ya nadie entiende la palabrita).
Pero regresemos al tema. Díganme ustedes ¿qué personaje de los santos varones de la derecha partidista, o de la triple “K”, vestidos y encapuchados de blanco (sin el azul, por estrategia cromática), o de los sospechosos de la doble “X” (voceros ventrílocuos de la vanguardia empresarial), se atreverían a la confrontación directa con esta sublevación legal y legítima que, en 2018, le dio otra real posibilidad a la acción política y al ejercicio del poder público democrático y honorable? Entiendo todo lo acontecido, pero me topo con esta pequeña inconveniencia:
El artículo 41 constitucional, en su fracción V, estipula: “La ley establecerá los requisitos que deberán reunir para su designación el consejero presidente del Consejo General, los consejeros electorales, el titular del órgano interno de control y el secretario ejecutivo del Instituto Nacional Electoral. Quienes hayan fungido como consejero presidente, consejeros electorales y secretario no podrán desempeñar cargos en los poderes públicos en cuya elección hayan participado de dirigencia partidista, ni ser postulados a cargos de elección popular, durante los dos años siguientes a la fecha de conclusión de su encargo”.
Pues como se decía en un programa cómico de aquellas épocas: ¡Lástima, Margarito! La coalición Va por México, igual que el extraordinario escritor italiano Luigi Pirandello, premio Nobel de literatura, tendrá que recurrir a una consulta: Seis personajes en busca de autor.
Twitter: @ortiztejeda