La Habana., Rescatistas con ayuda de perros buscaban ayer sobrevivientes de la explosión que destrozó un lujoso hotel en la capital de Cuba, y provocó la muerte de al menos 31 personas y dejó decenas de heridos.
El hotel Saratoga, de cinco estrellas y 96 habitaciones, ubicado en La Habana Vieja, se preparaba para reabrir mañana sus puertas después de dos años cerrado por la pandemia de covid-19 cuando una aparente fuga de gas provocó una poderosa explosión el viernes.
El Ministerio de Salud Pública informó ayer al actualizar el balance de la tragedia que “85 personas resultaron lesionadas, de ellas 24 se encuentran hospitalizadas, 30 recibieron el alta médica y 31 murieron”.
El saldo de desaparecidos se mantenía en 19 personas. Brigadas de bomberos y rescatistas continuaban la búsqueda entre los escombros. “No vamos a parar labores hasta que se encuentren”, aseveró el alcalde de La Habana Vieja, Alexis Acosta.
El funcionario explicó que “en el sótano y en el subsótano es donde estaban los principales servicios de aseguramiento del hotel”, incluido el almacén, las neveras, oficinas y la lavandería. Reconoció que la cantidad de escombro generada por la explosión “ha complicado el acceso a todos los espacios".
“Ya sabemos que no habrá solución de vida”, dijo a la agencia Ap, entre lágrimas, Lázara Fernández, de 70 años y tía de un chef del Saratoga llamado Rafael Vigo.
Vigo, de 50 años, se encuentra entre los desaparecidos y su familia espera el cuerpo o “un milagro”. “No está en el sótano, porque ya lo revisaron, vamos a ver el mezanine”, agregó la mujer y hermana de la madre del cocinero, padre de dos hijos.
Vigilia por las víctimas
Un grupo de jóvenes realizó una vigilia en las inmediaciones del Saratoga por las víctimas, colocando velas para dar “luz” a Cuba y en solidaridad con las familias el sábado por la noche. En el resto de la ciudad, muchos cubanos trataron de volver a la normalidad para celebrar el Día de las Madres.
El estallido destruyó parcialmente el hotel y dañó varias estructuras cercanas, incluida una escuela primaria, el histórico Teatro Martí y una iglesia Bautista, sede de esa denominación religiosa en el occidente de la isla.
Las fachadas desprendidas por completo, como en una casa de muñecas, exhibían no sólo el interior del centro turístico, sino el de las construcciones de apartamentos aledaños: sofás de sala, cuadros con fotos familiares todavía colgados contra todo pronóstico en las paredes, sillas y mesas descuartizadas, vitrinas, camas y colchones.
Las calles aledañas, incluida la céntrica avenida Prado, se veían más despejadas de cascajo y basura lanzada por la estampida, pero también se podía observar mejor el nivel –todavía no cuantificado– del daño provocado. El área permanece con acceso restringido.
Hasta ahora las autoridades han reportado que las causas del siniestro fue una fuga de gas provocada por un camión cisterna que prestaba servicio al hotel. El Saratoga se encuentra a pocos metros del Parlamento, que no sufrió daños aparte de la caída de cristales.
El papa Francisco expresó desde Roma su solidaridad con las víctimas y llamó a orar por ellas y sus familias. Los reyes de España, Felipe VI y Letizia, también externaron sus condolencias; una turista española figura entre los fallecidos.
El presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, mostró su agradecimiento por las diversas expresiones de solidaridad de organizaciones internacionales y amigos ante la tragedia del Saratoga, edificio construido en 1880, transformado en hotel en 1993 y conocido por haber alojado a varias celebridades en los últimos años, entre ellas Mick Jagger, Beyoncé y Madonna.