En la mayor de las Antillas el presidente López Obrador concluyó su periplo centroamericano y caribeño, a lo largo del cual subrayó la urgente integración latinoamericana y la acción conjunta por el bien regional. Cuba fue el último punto de su gira, y ahí subrayó: “es momento de una nueva convivencia entre todos los países de América, porque el modelo impuesto hace más de dos siglos está agotado, no tiene futuro ni salida, y no beneficia a nadie; hay que hacer a un lado la disyuntiva de integrarnos a Estados Unidos o de oponernos en forma defensiva”.
En esa frase el mandatario mexicano resu-mió casi dos siglos y medio de política estaduni-dense expansionista, colonialista, golpista, in-tervencionista, injerencista, dominante e impune que mantiene arrinconados, por medio de la fuerza y del poder económico, a los países latinoamericanos, con sus gobiernos a modo, y a no pocos del resto del mundo. Cerca de 250 años de criminal política exterior siempre cínica y perversamente en nombre de la “democracia”.
En este contexto López Obrador recalcó: “es tiempo de expresar y explorar otra opción, la del diálogo con los gobernantes de Estados Unidos, y convencerlos y persuadirlos de que una nueva relación entre los países de América, de toda, es posible. Nuestra propuesta puede parecer utópica y hasta ingenua, pero debemos abrirnos al diálogo comprometido, franco y buscar la unidad en todo el continente. No veo otra alternativa ante el crecimiento exponencial de la economía de otras regiones del mundo y la decadencia productiva de toda América”.
Abordó otro punto nodal en la interrelación de América: “en ese espíritu, no debe descartarse la sustitución de la OEA por un organismo verdaderamente autónomo, no lacayo de nadie, sino mediador a petición y aceptación de las partes en conflicto. Puede parecer un sueño, pero debe considerarse que, sin horizonte de los ideales, no se llega a ningún lado, y en consecuencia, vale la pena intentarlo. Es una gran tarea para buenos diplomáticos y políticos como los que afortunadamente existen en todos los países de nuestro continente. De ahí pasó a recordar una de las acciones más oprobiosas del gobierno estadunidense: el unilateral cuan ilegal bloqueo a Cuba, que ha mantenido a lo largo de seis décadas, aderezado con acciones terroristas, atentados contra los líderes de la Revolución, financiamiento a grupos opositores e intentos de invasión, por decir lo menos. “Luce mal el gobierno de Estados Unidos utilizando el bloqueo para impedir el bienestar del pueblo cubano con el propósito de que éste, obligado por la necesidad, tenga que enfrentar a su propio gobierno”.
Y de cereza: “si esta perversa estrategia lograra el éxito, algo que no parece probable por la dignidad del pueblo cubano, de todas formas convertiría a ese gran agravio en un triunfo pírrico, vil y canallesco, en una mancha de esas que no se borran ni con toda el agua de los océanos. Con todo respeto a la soberanía y la independencia de Cuba, les expongo que seguiré insistiendo para buscar, como primer paso, que Estados Unidos levante el bloqueo a esta nación hermana para iniciar el restablecimiento de las relaciones de cooperación y amistad entre los pueblos de las dos naciones”.
López Obrador remató: “nunca he apostado, no apuesto ni apostaré al fracaso de la revolución cubana, a su legado de justicia y a sus lecciones de independencia y dignidad. Nunca voy a participar con golpistas que conspiran contra los ideales de igualdad y fraternidad universal. El retroceso es decadencia y desolación, es asunto de poder y no de humanidad. Prefiero seguir manteniendo la esperanza de que la re-volución renazca en la revolución. Que ésta seacapaz de renovarse para seguir el ejemplo de los mártires que lucharon por la libertad, la igualdad, la justicia, la soberanía. En Cuba se están haciendo las cosas con ese fin; es la segunda gran enseñanza, la segunda gran lección de Cu-ba para el mundo. Este pueblo volverá a demostrar que la razón es más poderosa que la fuerza”.
Las rebanadas del pastel
Desde 1992, de forma continua, la Organización de Naciones Unidas ha condenado, por arrasadora votación (la más reciente, en junio de 2021, 184 a favor, dos en contra y tres abstenciones), el genocida bloqueo a Cuba, pero más allá del salón de sesiones ningún país ha movido un dedo para actuar en consecuencia; por el contrario, de forma por demás oprobiosa siguen plegados al criminal y pronazi gobierno estadunidense.