La adopción no es sólo viable cuando se trata de un menor de edad, sino también aplica para adultos, explicó el juez segundo familiar de proceso oral, Eduardo García.

Dicha acción, explicó, es factible cuando alguien, mayor de 18 años, desea ser adoptado por quien fungió como su mentor, benefactor o guía.

Comentó que se han dado casos en los que alguien desea cambiar sus apellidos por los de aquel que ha sido importante en su vida.

“Se da, por ejemplo, cuando existe la figura de algún mentor, de alguna persona que ha sido como un padre, como un guía para otro; bueno, qué tal si quiere llevar los apellidos (de aquel) porque quiere ser como el hijo, porque ha sido el hijo, de hecho”, abundó.

De esta manera, con el consentimiento de éste inician un juicio de adopción ante los juzgados orales de la materia familiar del Poder Judicial de la Ciudad de México y adquiere todos los derechos de un hijo biológico, porque hay un reconocimiento ante la ley.

El juez señaló que también es recurrente que cuando una pareja se casa o se une en concubinato, y uno de ellos ya tenía un hijo o hija, lo adopten.

Por lo que al procrear otros hijos todos llevarán los mismos apellidos y muchas familias se han formado de esa manera.

Expuso que así “todos llevan los mismos apellidos y todos son hijos; además, la ley considera al adoptado y al adoptante como padre e hijo o madre e hijo biológicos”.

Una familia, expuso, puede formarse con una sola persona, una pareja de hombre y mujer o una pareja de personas del mismo sexo.

La adopción de un menor, precisó, es un juicio gratuito porque no se pagan costos judiciales, aunque el estudio sicológico y socioeconómico requeridos para garantizar que el adoptado estará bien, sí tiene un costo.

Los interesados, sin embargo, pagarán una cuota mínima de derechos al hacerlo ante la instancia correspondiente del Sistema Integral de Desarrollo para las Familias.

Mencionó que son 10 impartidores de justicia de proceso oral en materia familiar del Poder Judicial quienes conocen de estos juicios.