Hoy se celebra en el Salón Los Ángeles de la Ciudad de México el Día Internacional del Son Cubano. Una fiesta a la que se suman los soneros mexicanos por el gusto, el arraigo y la importancia que tiene esta expresión musical caribeña en nuestra cultura popular. Organizado por Julio Toledo, contrabajista y director de La Nueva Nostalgia, agrupación sonera mexico-cubana, el acto celebratorio será tambien un homenaje al recién fallecido Adalberto Álvarez, compositor, pianista, arreglista y director de orquesta, considerado como uno de los más importantes desarrolladores del género en la época actual.
Adalberto Álvarez, además de haber logrado importantes documentos musicales para el género, fue un decidido promotor del son logrando establecer el día 8 de mayo como fecha conmemorativa y que en Cuba se le declarara patrimonio cultural inmaterial nacional. Un paso importante para que la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), lo considere e incluya entre su acervo de patrimonio universal tal como ha sucedido con el punto cubano (música campesina) y la rumba cubana.
Breve historia del son cubano
El son cubano es un género musical bailable nacido en el siglo XVI en la zona oriental de Cuba. De origen humilde, esta expresión tonal que presenta elementos de la música española y la africana, fue rechazada en un principio por su impronta desinhibida y popular. La burguesía cubana de aquel entonces no la aceptó y el gobierno incluso llegó a prohibirlo.
Los primeros sones que se escucharon eran ejecutados por grupos que utilizaban guitarra, tres, bongó, botija o marímbula. Luego, contrabajo, claves y maracas. A partir de ahí, diversas modalidades o variantes engrosaron la historia de este ritmo: changüí, sucu-sucu, ñongo, regina, son de los permanentes, son montuno, bachata oriental, guajira-son, guaracha-son, bolero-son, son-pregón, afro-son, son-guaguancó, pacá… que le dieron forma a lo que el poeta Nicolás Guillén llamó “complejo del son”.
En esta apretada síntesis es preciso destacar el importante papel que desempeñó el maestro Ignacio Piñeiro y su Septeto Nacional, quienes cristalizaron esos ritmos de sones de todas las regiones de Cuba al llegar a La Habana. Recordamos aquí su Suavecito, Esas no son cubanas, Como perlas preciosas, entre otras joyas de su creación.
Otra de las claves importantes en el desarrollo del son cubano fue Miguel Matamoros quien con su trío, representa la máxima expresión del son oriental y que al morir en 1971 legó al patrimonio cultural cubano más de 190 melodías entre las que escuchamos Mamá, son de la loma; El que siembra su maíz y la clásica Lágrimas negras.
En 1936 el tresero Arsenio Rodríguez amplió el formato clásico del son añadiendo piano, tumbadoras y trompetas desarrollando un lenguaje diferente. Esto determinó que fuera aceptado como un ritmo con personalidad propia, separado del son tradicional. El género pasó entonces a ser una fuerte influencia a lo interno de la música popular cubana, abarcando mambo, chachachá, songo y timba, además de estar vinculado al surgimiento del jazz afrocubano en Nueva York y a su impronta en otros países como México, Puerto Rico, Venezuela Colombia y Panamá
El género es universal
Lo que sigue es historia y continuidad: El son ha ganado espacio hasta en los más refinados salones de baile, mientras las editoras de discos le han dado una difusión ilimitada, más en estos días cibernaúticos. El son cubano se escucha y baila en más de 120 países, que lo incluyen en programas de radio, academias de baile, y cuenta con más de tres mil actos internacionales anualmente en el orbe. Tan sólo hay que atender las presentaciones de agrupaciones como Buena Vista Social Club, Afrocuban All Stars, Los Van Van, Sierra Maestra, Orquesta Failde o la veterana Orquesta Aragón, a la que sumamos personalidades como Omara Portuondo, en el viejo continente o países remotos de Asia u Oceanía para constatar su notable aceptación de público.
En la difusión del son han contribuido aficionados, historiadores, musicógrafos, músicos, bailadores, coleccionistas y productores musicales que lo han promovido dentro y fuera de la isla desde principios del siglo XX.
México tiene una particular historia con este viejo y saltarín ritmo. Según se documenta, nuestro hermanamiento y gusto viene a partir de la llegada del Son Cuba de Marianao en 1928 cuando se empezaron a dar los primeros brotes orquestales e interés del público, hasta nuestro días. Es por eso que hoy, 8 de mayo celebramos con mucha alegría y harto jícamo el Día Internacional del Son Cubano.
La cita es en el Salón Los Ángeles, Lerdo 206, colonia Guerrero, a partir de las ß17 horas, con un cartel musical en el que figuran: La Nueva Nostalgia, Son 14, Recuerdos del Son, Orquesta La Revelación, Café Montuno y un grupo sorpresa.