Digitalizar los telones realizados por José Clemente Orozco (1883-1949), encontrados en la que fuera la casa de la coreógrafa y escritora Nelly Campobello (1900-1986), en la colonia Tabacalera, y reproducirlos en tela con el propósito de revivir este patrimonio y momento histórico, propuso Laura González Matute, integrante del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de Artes Plásticas (Cenidiap), en la presentación del video documental Murales en movimiento: José Clemente Orozco y las hermanas Campobello.
También se podría “hacer una obra de Chapultepec (Obertura republicana) (1935), de Carlos Chávez, porque tenemos el telón, la coreografía y la música”, añadió la historiadora del arte, quien dirigió el filme cuyo objetivo es “rescatar nuestro patrimonio” y no dejar que la obra se pierda al igual que en el caso del Casino de la Selva y “ahorita los murales del edificio que ocupaba la entonces Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas (SCOP) en la Ciudad de México, y muchos otros que han sido destruidos”.
La faceta de Orozco de escenógrafo es poco conocida.“Es nuestra labor no quitar el dedo del renglón”, dijo González Matute en el acto efectuado en el aula magna del Centro Nacional de las Artes. El documental no sólo denuncia la pérdida del patrimonio, también el “feminicidio” cometido contra Nelly Campobello, para entonces mujer mayor que fue privada de la libertad y de alimentación, y víctima de vejaciones físicas.
González Matute empezó su investigación de manera casual. Trabajaba en el Museo de Arte Carrillo Gil y la entonces directora, Silvia Pandolfi, le pidió revisar unos comentarios hechos por Felipe Segura en su libro Gloria Campobello: la primera bailarina de México (1991), en el sentido de que Orozco había trabajado con las hermanas.
En su investigación, González Matute se encontró con figuras conocidas del muralista en los programas de mano de los ballets de Nelly, en particular, un Don Juan epítome del “tirano, demagogo, lamesuelas y violador”.
Orozco conoció a las Campobello en casa de Luis Martín Guzmán y entre todos fundaron el Ballet de la Ciudad de México. El gran amor que Orozco desarrolló por Gloria “cambió su obra plástica. Por un lado, se volvió mucho más abstracta; por el otro, festiva”, sostuvo la investigadora, quien, interesada por el tema, se topó de repente con el misterio en torno al paradero de Nelly, cuya muerte se descubrió hasta 1998.
Realizar el documental “me llevó al fondo de la apatía de no buscar a Nelly, incluso hacia la obra de Orozco. Encontré bocetos del pintor en galerías de Polanco, adonde los llevaron a vender los secuestradores. Hallé otros dos bocetos en una casa en San Jerónimo, y en las Lomas”.
González Matute pudo ver los telones recuperados cuando elementos de la entonces Procuraduría General de la República (PGR) los desplegó en torno al Monumento a la Revolución para resguardo del Centro Nacional de Conservación y Registro del Patrimonio Artístico Mueble, en bolsas especiales. Nunca pudo volverlos a ver, sólo las fotografías tomadas por la PGR.