“En el caso del VIH hubo más héroes verdaderos, pues sin saber nada y con temor a lo desconocido, muchos médicos y personal de salud se atrevieron a actuar cuando nada fue como dijeron que iba a ser. Con la pandemia y sus inmensas lagunas informativas, lo que ha quedado muy claro es que unos obtienen ganancias inimaginables, en tanto demasiadas personas fueron y son llevadas a la ruina”, afirma Roberto Olivera, doctor itinerante, presencial o en línea, desde los inicios de la pandemia en México.
Y añade: “En el pantano mediático que nos engulle, nadie habla de cambiar estilos de vida en la sociedad como condición de salud. Lo que no hay se inventa y lo que se ignora también, todo por la obsesión de incrementar las ventas de medicamentos más o menos novedosos de dudosa eficacia, cuando lo que hay que evitar es la inflamación y la trombosis pulmonar. Cada cabeza es un organismo diferente y lo que le pasa a uno no les pasa a todos. Asimismo, en materia de salud nos falta la cultura del consumidor para reclamar y hacer valer derechos, pero hay una zona de confort verdaderamente nociva a la que nos hemos acostumbrado. Mediáticamente, los que opinaban de covid no eran expertos, sino que acataban instrucciones de la industria farmacéutica, empeñada en introducir un antiviral que no funcionó ni funciona por lo breve de la enfermedad.
“El sistema médico es rudo y cruel, también en el aspecto sicológico, desde que se es estudiante de tiempo completo hasta el ejercicio profesional, a merced de escalafones y de múltiples presiones, incluida la persistente falta de tiempo para vivir. Y luego la imagen bonita de los doctores en las series de televisión, cuando la realidad es que en los hospitales privados cada uno debe cubrir cuotas, con lo que todo se desvirtúa.
“No se vale que la gente, por no tener con qué pagar, no tenga salud ni atención digna. En febrero de 2020 me enteré de que venía el covid. También me entero de que se trataba de un problema de microtrombosis pulmonar y no de neumonías, pero la OMS prohibió hacer autopsias de las víctimas de covid. En marzo de ese año supe que iba a enfermar de covid, pero tenía tanta fe en mi protocolo que no me preocupé, sino que empecé a aplicarlo. Tardé dos semanas en recuperarme y volver a trabajar con pacientes de covid. El problema de este virus no es de flujo de aire a los pulmones, sino de flujo de sangre a éstos”, advierte el doctor Olivera.