Nueva Orleans., Una vez silenciado por la pandemia de covid-19, el Festival de Jazz y Herencia de Nueva Orleans reabrió el viernes luego de tres años, un renacimiento largamente esperado de 2022 que tiene ecos de 2006 cuando la celebración continuó incluso después del huracán Katrina.
“Hemos capeado una tormenta como ninguna otra”, declaró Jennifer Jones, residente de Nueva Orleans, refiriéndose a la pandemia.
La producción de dos fines de semana atrae a decenas de miles de personas al hipódromo de Fair Grounds de la ciudad, donde se presentan diariamente hasta 80 actos musicales en más de una docena de escenarios, complementados con exhibiciones de arte y artesanía y una variedad de puestos con comidas de Luisiana y más allá.
“Esta encantadora comunidad, aquí en Nueva Orleans, necesita este festival”, afirmó el visitante Garey Rosen, de Nueva Jersey. Él y un amigo se tomaban una selfi mientras Jesus on the Main Line sonaba a todo volumen desde la carpa góspel del encuentro.
Lionel Richie y Death Cab for Cutie estuvieron el viernes. The Who encabezó el cartel el sábado, y los Red Hot Chili Peppers, el domingo. Sin embargo, el encuentro puede ser mejor conocido por exhibir una vertiginosa variedad de talentos, estilos y géneros musicales de Luisiana: jazz, blues, cajún, zydeco y más.
Los organizadores llevaron a cabo el espectáculo de abril de 2006 ocho meses después de que fallaran los diques y la ciudad se inundara durante el huracán Katrina, y cuando los escombros y las casas dañadas por el agua aún estropeaban el paisaje. Quint Davis, productor de festivales desde hace mucho tiempo, contó dos fuertes recuerdos emotivos de esa edición: Bruce Springsteen hizo llorar a la multitud local al cantar My City of Ruins para cerrar el primer fin de semana, y la alegría de tener multitudes haciendo fila en las puertas el día de la inauguración.
“Fue simplemente una energía increíble, como una peregrinación”, recordó Davis.
“Como una espada en el corazón”
En 2020 fue la primera vez que el festival se canceló en sus 50 años de historia. “Fue como una espada en el corazón”, aseguró Davis. El regreso ha sido más difícil en algunos aspectos que el festival posterior a Katrina, porque la pandemia ha provocado cambios en los proveedores, costos más altos y complicaciones para reunir equipos después una tregua de tres años.
La cancelación de 2020 y las de los regresos planificados para la primavera y el otoño de 2021, devastaron emocionalmente a los organizadores y fanáticos, sostuvo Davis. Trajeron crisis económicas recurrentes a los bares, restaurantes y locales de música que cuentan con la afluencia de visitantes del festival.
En el Festival de Jazz y Herencia de Nueva Orleans, que concluirá el domingo, rinden homenaje a los muchos íconos, conocidos como “ancestros”, que fallecieron desde que el encuentro se llevó a cabo por última vez hace tres años.
Contará con tributos en el escenario, así como procesiones fúnebres de jazz que cruzarán el recinto ferial y concluirán con la develación de las imágenes del homenajeado junto con los demás ancestros en la parte trasera del Campo Plaza Congo.
“Eso es el festival de jazz”, añadió Davis. Como muchas culturas africanas, “nos mantenemos conectados con nuestros antepasados. Estas personas son parte de nosotros, de nuestras vidas, de Nueva Orleans”.
Así, se rendirá homenaje a George Wein, el fundador del encuentro; a Malcolm Dr. John Rebennack, quien murió el 6 de junio de 2019 a los 77 años después de un ataque al corazón; al guitarrista de folk y blues Spencer Bohren, quien falleció de cáncer de próstata el 8 de junio de ese año.