Pekín. Las autoridades de Pekín ordenaron el cierre de todas las escuelas de la ciudad al endurecer las restricciones por covid-19, a fin de evitar un brote mayor, a la vez que la megaurbe Cantón canceló cientos de vuelos y ordenó realizar pruebas a 5.6 millones de personas, casi un tercio de sus 19 millones de habitantes tras detectar un resultado “anómalo” en el aeropuerto.
Pekín, de 21 millones de habitantes, de antemano ordenó tres rondas de pruebas masivas esta semana, y la tercera se llevará a cabo hoy. La Oficina de Educación de esta ciudad señaló que aún no ha determinado cuándo se reanudarán las clases. Tampoco queda claro si las escuelas podrán ofrecer lecciones en línea o si permitirán que los alumnos que estén por presentar exámenes cruciales regresen a las aulas.
Pekín anunció ayer 50 nuevos contagios, dos de ellos asintomáticos, lo que eleva el total de la más reciente ola de infecciones a alrededor de 150. Los alumnos representan más de 30 por ciento del total, con grupos vinculados a seis escuelas y dos jardines de niños en Chaoyang.
También ayer, se ordenó a los residentes de dos complejos de viviendas en el distrito Chaoyang de Pekín que permanezcan confinados, y algunas clínicas y negocios cerraron.
Pekín ha actuado con mayor rapidez que muchas ciudades chinas para imponer restricciones mientras el número de casos sigue siendo bajo y el brote aún es manejable.
La meta es evitar las medidas drásticas impuestas en Shanghái, ciudad de 25 millones de habitantes azotada por la variante ómicron. Los residentes se encuentran en su cuarta semana de confinamiento en sus hogares y todas las escuelas han impartido clases por Internet desde el mes pasado.
Las estrictas medidas han causado enojo y frustración ante la escasez de alimentos y suministros básicos, la incapacidad de los hospitales para lidiar con otras emergencias sanitarias y las malas condiciones en los sitios de cuarentena centralizados, adonde debe ser enviada cualquier persona que dé positivo o tenga contacto con ella.
Pruebas cada 48 horas
El centro tecnológico de Hangzhou, cerca de Shanghái, ordenó hacer pruebas cada 48 horas a 9.4 millones de habitantes del centro de la ciudad, de una población total de 12.2 millones, para tener acceso a espacios públicos y transporte.
La meta es “que el virus no tenga dónde ocultarse y asentarse”, señaló el gobierno local en un comunicado, que despertó temores de mayores restricciones en una ciudad que alberga a algunas de las mayores empresas chinas.
China enfrenta su peor brote de coronavirus desde la primera ola en 2020, con su política de cero covid, confinamientos, pruebas masivas y restricciones de viaje para erradicar los contagios. La estrategia se ha visto en problemas con la contagiosa variante ómicron, que ha traspasado los rígidos controles sanitarios.
El país asiático reportó ayer 11 mil 367 nuevos contagios, cifra pequeña para una nación de mil 400 millones de habitantes. Sin embargo, es suficiente para alarmar a las autoridades del país donde se detectó el coronavirus por primera vez en 2019 y que hasta hace poco prácticamente no había ocasionado mayores contagios.
Un grupo de 37 pasajeros que aparecieron en un video bebiendo y festejando en plena pandemia a bordo de un vuelo de Sunwing de Montreal a México en diciembre pasado fueron multados por 59 mil 500 dólares canadienses (alrededor de 950 mil pesos), informó la agencia federal Transport Canada.
El saldo global por la pandemia era hasta ayer de 6 millones 230 mil 517 muertes y 512 millones 152 mil 158 contagios, señaló la Universidad Johns Hopkins.
