Mexicali, BC., Los habitantes de San Quintín, municipio del sur de Baja California, integrado en su mayoría por comunidades de jornaleros agrícolas de origen indígena, reciben agua sólo un día a la semana durante tres horas por parte de la Comisión Estatal de Servicios Públicos de Ensenada (Cespe); el líquido proviene de los pozos de la cuenca de San Simón.
La Cespe no da mantenimiento a esos pozos ni ha hecho más perforaciones, y deja que la gente resuelva sus necesidades de agua por sí misma. Además, la reciente falta de lluvia intensificó la escasez del fluido, aseguró Lucila Hernández, directora de la Alianza de Mujeres de Diversos Colores e integrante del Consejo Político de la Coordinadora Nacional Plan de Ayala en Baja California.
La activista apuntó en entrevista que en el campo de Baja California la sequía afecta a los pequeños productores que siembran, en las tres o cuatro hectáreas que poseen, ejote, calabaza, jitomate, maíz, cebolla, “los productos que nos dan de comer, porque las agroindustrias siembran berries (moras), frutas y vegetales de exportación”.
Añadió que quienes más sufren por falta de lluvias son los pequeños productores, que carecen de apoyo económico para conseguir sistemas acopiadores de agua y padecen alzas hasta de 300 por ciento en el precio de los fertilizantes.
Hernández indicó que los consumidores domésticos “estamos peor, porque pagamos doble: a la Cespe y a particulares”. Expuso que cada mes “pagamos una cuota fija de 175 pesos a la Cespe, haya o no haya agua, y debemos comprarle a las pipas que llenan tinacos de mil 100 litros por 135 pesos, o barriles de 200 litros por 25 pesos”.
Según Hernández, el consumo mínimo semanal por familia es de 2 mil litros de agua, que los habitantes del sur de Baja California no tienen más opción que comprar.
La secretaria del Medio Ambiente y Recursos Naturales, María Luisa Albores, quien visitó el Valle de Guadalupe para firmar el Convenio de Coordinación del Programa de Ordenamiento Ecológico de Ensenada, advirtió que la sobrexplotación del acuífero, el desarrollo inmobiliario y la contaminación con fertilizantes y plaguicidas ponen en riesgo el equilibrio ecológico de esta zona.
Destacó que el programa busca proteger agua, tierra, aire, flora y fauna, fundamentales para la vida y el desarrollo de las comunidades por encima de intereses particulares y personales, y añadió que el cuidado y la preservación del medio ambiente no es un obstáculo para el desarrollo económico.
En tanto, el procurador Agrario, Luis Hernández Palacios Mirón, sostuvo que el Programa de Ordenamiento Ecológico para la región permitirá la toma de decisiones para lograr el aprovechamiento sustentable, pues se trata de un punto de partida para recuperar los bienes ambientales del Valle de Guadalupe en el ámbito social, económico y ambiental.
El convenio se firmó en el Museo del Vino con la participación de la gobernadora Marina del Pilar Avila Olmeda y el alcalde de Ensenada, Armando Ayala, quien dijo que el programa enaltecerá a la Capital del Vino Mexicano, al preservar y proteger el medio ambiente en el Valle de Guadalupe, Ojos Negros y la Antigua Ruta del Vino.