En la nota de nuestro periódico del miércoles pasado sobre la crisis alimentaria global, la representante de la Agencia de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) expresó que en marzo llegó a su nivel más alto desde que se tiene registro: en un mes subió 7.9 puntos.
Entrevistada por este diario, Lina Pohl señaló que la pandemia del covid-19 fue una “bomba atómica” en materia de hambre al empeorar una tendencia que se presentaba al menos desde 2016, y alertó que con la guerra entre Rusia y Ucrania “francamente hablamos de una crisis global y generalizada, una situación de grave inseguridad alimentaria en todo el planeta”, incluido México.
Ante lo anterior, me permito referirme al aspecto de las neurosis traumáticas que regresan y se repiten. ¿No estaremos viviendo consecuencias de las guerras mundiales del siglo pasado?
Quiero destacar a este respecto la enunciación freudiana hecha en Moisés y la religión monoteísta (1938). Los efectos del trauma de las neurosis traumáticas son de dos tipos: positivos y negativos. Los primeros son intentos de poner a operar de nuevo al trauma; esto es, recordar la experiencia olvidada o, mejor aún, hacerla real para experimentarla de nuevo, o si fue una experiencia emocional temprana se intentará revivir en una situación análoga con alguien más. Resumiré estas acciones bajo el nombre de fijaciones al trauma y como compulsión a la repetición.
Las reacciones negativas siguen la vía opuesta, nada de los traumas olvidados será recordado y nada será repetido. Éstas son resumidas como reacciones defensivas.
Las principales manifestaciones se denominan “evitaciones”, las cuales pueden intensificarse en “inhibiciones o fobias”. Fundamentalmente, son tanto fijaciones al trauma como sus oposiciones, excepto que sean fijaciones con un propósito opuesto.
En las Nuevas conferencias de introducción al sicoanálisis, Freud menciona que estos empeños compulsivos se vuelven tendencias inmutables en el “yo” (rasgos de carácter) debido a que pierden su fundamento histórico vivencial. Dependiendo de la fuerza e intensidad del factor traumático que puede llevar al “yo” a la escisión, el sector ligado al trauma adquiere autonomía, avanzando por toda la estructura síquica hasta dominar el funcionamiento. En 1966, en el Esquema del sicoanálisis, Freud agregó que el desenlace ante este estado de cosas dependerá de la magnitud alcanzada.
Es evidente que podríamos enlazar las guerras al hambre. Los pronósticos nos hablarían de que hay una repetición, pero mucho más intensa que las olvidadas, que nuevamente aparecen en el panorama social, incluido México.