París. La sobrexplotación de las tierras amenaza con degradar una superficie del tamaño de Sudamérica en menos de tres décadas, por lo cual recuperar un uso sostenible de los suelos es cuestión de “supervivencia”, alerta un informe de la Organización de Naciones Unidas (ONU) publicado ayer.
“Nuestra forma de gestionar y de utilizar los recursos terrestres amenaza la salud y la supervivencia de numerosas especies de la Tierra, incluida la humana”, resume a la Afp Ibrahim Thiaw, secretario ejecutivo de la Convención de Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación, la instancia que encargó este informe.
“El statu quo no es una opción viable para nuestra supervivencia y prosperidad”, advierte.
Como apunta la segunda edición de Perspectiva Global de la Tierra, el sector alimentario es responsable de 80 por ciento de la deforestación y usa 70 por ciento del agua dulce del mundo. Además, es el principal motor de extinción de las especies.
El riesgo de cambios medioambientales generalizados, repentinos o irreversibles aumentará, poniendo en peligro hasta la mitad del PIB mundial, cerca de 40 billones de dólares, indica el reporte.
La próxima reunión de la Convención, formada por 197 países partes, se celebrará en Abiyán (Costa de Marfil) a partir del 9 de mayo. En el orden del día se encuentra la adaptación a las sequías, que se multiplican por el cambio climático, la transición hacia una agricultura sostenible y, de manera general, recuperar la buena salud de las tierras cultivadas.
Al menos 70 por ciento del suelo libre de hielo en el mundo fue transformado para su aprovechamiento por el ser humano (infraestructuras, alojamiento y agricultura), y la mayor parte se encuentra degradado, lo que hace que baje su rendimiento.
“No queda ya mucha tierra”, explica a la Afp Barron Orr, responsable científico de la convención. “Y, sin embargo, seguimos viendo un ritmo alto de cambios de usos”.
Cambios que van a la par con la concentración en pocas manos: uno por ciento de las empresas agroalimentarias controlan 70 por ciento de las tierras agrícolas mundiales, afirma este informe. En el lado opuesto, 80 por ciento de las explotaciones sólo representan 12 por ciento del suelo agrícola.
El objetivo principal de convención contra la desertificación es llegar a la “pérdida neta cero” en cada país en materia de degradación de los suelos, de aquí a 2030, con respecto al año de referencia, 2015.
Algo que ayudaría también a mantener el principal compromiso del Acuerdo de París sobre el clima: dejar el calentamiento global por debajo de los 2 grados, como recuerda Ibrahim Thiaw.
“Los suelos degradados emiten dióxido de carbono (una de las principales causas del cambio climático)”, afirma Thiaw, “ponerlos en su estado natural podría dejar ese dióxido en su sitio”.
El informe evalúa diferentes escenarios de aquí a 2050. Si no se hace nada, se liberarían 250 mil millones adicionales de toneladas de dióxido de carbono a la atmósfera, equivalente a unas cuatro veces las actuales emisiones anuales de gases de efecto invernadero.
Pero si se restauran y protegen los suelos, éstos podrían almacenar 300 mil millones de toneladas respecto a 2015, el equivalente a cinco años de emisiones al nivel actual.