Lima. La policía desalojó ayer a cientos de campesinos quechuas de la más importante mina china de cobre en Perú, a la cual ingresaron hace 14 días en demanda de que la empresa cumpla la promesa de entregarles 180 hectáreas como contraprestación por la explotación de sus recursos naturales.
El campamento instalado en la mina paralizó la producción de cobre la semana pasada. Otro paro duró 13 días en diciembre pasado. La mina Las Bambas es controlada por la la estatal china Minmetals mediante su filial MMG Limited.
El desalojo con gas lacrimógeno representa un viraje al uso de la fuerza del gobierno del presidente, Pedro Castillo, que más temprano decretó el estado de emergencia, que limita la libertad de reunión y de protesta por 30 días en la zona. Hace una semana hizo lo mismo para frenar otro conflicto en importante mina de capitales mexicanos.
Más de mil agentes antimotines lanzaron bombas lacrimógenas, mientras los comuneros respondieron con piedras. Algunos medios locales transmitieron el desalojo y mostraron a dos mujeres tiradas en el piso, una de ellas con el ojo izquierdo lleno de sangre.
Los campesinos de Fuerabamba –cuyo territorio fue comprado por la mina– alegan que la empresa no ha cumplido con la entrega de la tierra prometida. La minera construyó una nueva ciudad en los Andes, adonde trasladó a los campesinos de la región, quienes realizaron la protesta.
Es el más reciente problema entre la población local y Las Bambas, que genera entre 1.5 y 2 por ciento de la producción mundial de cobre. La empresa acumula diversos conflictos con otras comunidades de lengua quechua descontentas con el polvo que generan cientos de camiones de la minera que transportan por una larga vía el cobre que sacan de las montañas de los Andes.
La zona donde ocurre el conflicto ocupa las regiones de Apurímac y Cusco, las cuales votaron de forma mayoritaria por Castillo para elegirlo presidente en 2021.