Madrid. El novelista James Ellroy regresa a la novela con Pánico (Random House), un retrato del Hollywood de los años 50 a través de la figura del extorsionador Freddy Otash, quien saca muchos trapos sucios de las grandes estrellas del momento y que, a juicio del autor, “no ha cambiado” respecto a la actualidad.
“Hollywood sigue siendo un lugar de depravados donde siempre están con el sexo o las drogas”, explica en una entrevista con Europa Press el escritor estadunidense que, no obstante, reconoce que la actualidad es algo que no le interesa demasiado.
“Todo el mundo escribe sobre el hoy y a mí me importa una mierda, porque vivo en el pasado. Lo tengo todo en mi cabeza. Nunca utilizo Internet, no tengo cuenta de correo, no veo las noticias ni leo los periódicos ni enciendo la televisión”, señala el autor de L.A. Confidential, de 74 años.
Ellroy asegura que Pánico –que forma parte de una tetralogía sobre Los Ángeles aún por terminar y que ya tiene otros títulos como Perfidia o Esta tormenta– es una sátira que gira en torno a la figura de Otash: alguien “torpe, con ansias de amor, bebedor, consumidor de drogas, que agrede a la gente y que cuenta cosas malas de las estrellas de Hollywood”.
Ellroy convivió con este peculiar personaje de las cloacas angelinas y calificó la experiencia de “repugnante”. “Lo conocí en 1989 y estuvimos en contacto hasta 1992, cuando murió. Le planteé que fuera el protagonista de una de mis novelas, pero me pedía demasiado dinero: después murió y ya hubiera podido usar su personaje, pero se me había ocurrido otro protagonista”, ironiza.
En cualquier caso, pese a las reticencias que le genera este personaje, Ellroy coincide en algunas de las fobias que tenía y que aparecen reflejadas en la novela. Por ejemplo, con el director del cine Nicholas Ray, quien “quería representar la conciencia social y estaba lleno de mierda.
“Ray acosó sexualmente a Natalie Wood cuando era menor”, añade y ataca también al actor James Dean, protagonista de Rebelde sin causa. “Dean era un depravado y raro. Había muchos personajes así en Hollywood y yo quería ponerlo de manifiesto desde un punto de vista cómico”, apunta.
Putin, “un sicópata”
Con una insignia de la bandera ucrania en la solapa, el escritor únicamente hace una concesión para hablar de la actualidad refiriéndose al presidente de Rusia, Vladimir Putin, como “un tipo malo y sicópata. Quiero que ganen los ucranios la guerra y, de hecho, creo que ganarán, pero me gustaría que Biden fuera un líder más fuerte”.
Con un pasado turbulento a sus espaldas, Ellroy, quien ya no bebe ni fuma y hace ejercicio con regularidad, reconoce que no lamenta “nada” de su pasado. “Era un chico estúpido y descuidado, pero ya me limpié. Y ahora estoy agradecido por el don que tengo”, celebra.
Las adaptaciones, “una basura”
El escritor reconoce que tiene varias armas en su casa, las cuales únicamente usa para “disparar al cielo”. Y sobre su escritura, que ha llegado a calificarse de “prosa anfetamínica”, afirma que está elaborada en “un estado de agitación”. En cualquier caso, no cree que su éxito de crítica y ventas le lleve a ganar un Premio Nobel, porque “nunca se lo van a dar a un escritor de novela negra”.
Por último, al preguntarle por las adaptaciones al cine de sus novelas, como L.A. Confidential, ha asegurado que se tratan “todas ellas de basura. Yo no tengo un precio y mis libros tampoco, porque son inviolables, pero si viene alguien y te ofrece 30 mil dólares sólo por firmar y que hagan lo que quieran en la película, pues cualquiera lo haría”.