Ciudad de México. El estado de Veracruz sigue siendo “el más violento” para ejercer el periodismo, pues es donde más comunicadores han sido asesinados, coincidieron académicos y familiares de víctimas. Celia del Palacio Montiel, de la Universidad Veracruzana, indicó que entre 2010 y 2022 se contabilizaron 31 periodistas asesinados.
En el segundo y último día de audiencia del Tribunal de los pueblos sobre el asesinato de periodista, organizado por Free Press Unlimited, el Comité para la Protección de Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés), entre otros, familiares de Miguel Ángel López Velasco, asesinado junto con su esposa y su hijo menor en junio de 2011 en el puerto de Veracruz, acusaron las omisiones que cometió la autoridad estatal para investigar el caso.
Miguel Ángel, hijo del periodista López Velasco, quien trabajaba para Notiver, señaló que en todo el mundo existe represión en contra de quienes ejercen esta profesión, “pero en específico en el estado de Veracruz se ensañaron, no les importó nada. Crearon daño sicológico y emocional a las familias, nos hundieron completamente, ¿por qué matas al hermano, a la madre y al padre?, quiebras una generación completa, se pierde todo”.
Expuso que en la entidad “se vivieron y se siguen viviendo tiempos muy difíciles”, una “escalada de violencia que inicia en 2006, empiezas a ver personas con armas largas” y ya en 2007 “inicia la descomposición a partir del asesinato del (llamado) Z14”, un narcotraficante. Los policías, agregó, “comenzaron a cambiar de bando por amenazas, por dinero y sin duda ellos te conocen así como los de tránsito, los judiciales”. Los halcones “estaban en todos lados… era un acoso pero las autoridades no hacían nada”.
Compartió que derivado del asesinato de su padre, madre y hermano, pidió asilo en Estados Unidos y es hasta ahora que decidió hablar públicamente sobre este caso. “No he visto el expediente y todo este tiempo he mantenido silencio porque no quería que mi familia, mi hija, mis compañeros, les sucediera algo porque yo abría la boca. El silencio mata, es muy difícil quedarse callado”.
Por su parte, su hermana Yazmin López mencionó que tras el asesinato de sus familiares, la “escena del crimen estaba intacta”, las balas seguían ahí “no se hizo ni siquiera una prueba balística, nada”. Al día siguiente, dijo, “mi tía levantó las dentaduras de su propio hermano”. Expresó que en ese momento no hubo “un acompañamiento policiaco, sicológico” ni de abogados, “alguien que me guiara”.