La visita del secretario general de la Organización de Naciones Unidas (ONU), Antonio Guterres, a Moscú –donde ayer mantuvo reuniones marcadas por las discrepancias con el presidente Vladimir Putin y el canciller Serguei Lavrov– difícilmente puede propiciar avances hacia un arreglo político de la guerra que mantiene Rusia contra Ucrania, pero sin duda tuvo el propósito pragmático de convencer al Kremlin –y también hablará con el gobierno de Kiev– de la necesidad de respetar los corredores humanitarios para que la población civil pueda salir de Mariupol y otras ciudades asediadas por las tropas rusas.
Desde el primer intercambio de frases entre Putin y Guterres, transmitido en directo, como es habitual, el comienzo del encuentro por el canal noticioso de la televisión pública rusa, Rossiya-24, quedó claro que las posiciones del anfitrión y del huésped son antagónicas.
Putin quiso ser amable al destacar la importancia de la ONU y agregó que Rusia en su quehacer internacional siempre actúa con apego a la Carta de Naciones Unidos, pero Guterres respondió que “violar la integridad territorial de un país soberano es, para la ONU, una invasión que no se corresponde con los principios del derecho internacional”.
Donietsk y Lugansk solicitaron ayuda
El presidente ruso ofreció un resumen de lo que, a su juicio, lo llevó a dar la orden de comenzar “la operación militar especial”, desde “el golpe de Estado” de 2014 hasta el “genocidio durante ocho años de la población rusoparlante” del este de Ucrania, y mencionó que Donietsk y Lugansk solicitaron la ayuda de Rusia para “detener la agresión militar en su contra”.
Dijo que Rusia “no tuvo más remedio que atender esa petición”, y afirmó que al reconocer la independencia de Donietsk y Lugansk se basó en “el derecho a la libre determinación de los pueblos y existe el precedente de Kosovo”, con lo cual desató una segunda polémica con su invitado, quien no estuvo de acuerdo al sostener que “la ONU no reconoció la independencia de Kosovo”.
El mandatario ruso admitió por primera vez que en las negociaciones de Estambul se alcanzó un “avance sustantivo” cuando Ucrania aceptó ser un país neutral, desnuclearizado y sin bases extranjeras, aunque querían sacar del acuerdo a Crimea y el Donbás para negociar su futuro por separado durante 15 años, pero luego se retractaron y llevaron a cabo la “provocación” de la masacre de Bucha.
“El ejército ruso nada tuvo que ver (con esa tragedia). Sabemos quién organizó esa provocación, a través de qué medios y quiénes fueron las personas que la realizaron”, enfatizó Putin, quien a pesar de ello confirmó que las negociaciones continúan a distancia y expresó la confianza de que todavía es posible llegar a acuerdos por la vía diplomática.
El jefe de la ONU también expresó su preocupación por las “persistentes informaciones de violaciones del derecho humanitario internacional y de posibles crímenes de guerra”, hechos que, subrayó, “requieren una investigación independiente”.
Guterres abogó por crear corredores humanitarios seguros con un alto el fuego para garantizar que sean realmente efectivos y poder evacuar a los civiles, y ofreció “movilizar todos los recursos humanos y logísticos de la ONU para ayudar a salvar vidas en Mariupol”.
Putin aceptó que la situación en esa ciudad es “difícil, incluso trágica”, pero aseveró que “ya fue liberada y no hay combates ahí”. Agregó que “en lo que respecta a los militares ucranios y los combatientes de los batallones nacionalistas bloqueados que se esconden en el territorio de (la planta metalúrgica) Azovstal, el régimen de Kiev debe asumir la responsabilidad política, y por simple compasión, ordenarles deponer las armas”.
Putin comentó que eso mismo le hizo saber al presidente turco, Recep Tayyik Erdogan, cuando éste le llamó por teléfono la mañana de ayer para expresarle su preocupación por Mariupol, conversación en la cual el mandatario ruso prometió, según el servicio de prensa del Kremlin, “dejar con vida a los prisioneros de guerra, prestarles asistencia médica y tratarlos con apego a las normas del derecho internacional”.
Guterres insistió en “la urgente necesidad de minimizar el sufrimiento de la gente” y propuso instaurar un “grupo trilateral con representantes de Rusia, Ucrania y la ONU” con el fin de coordinar la apertura de corredores humanitarios porque, enfatizó, unos y otros aseguran que están dispuestos a abrir corredores, pero a la hora de la verdad éstos no funcionan.
El líder ruso, según informó el vocero de la ONU, Stéphane Dujarric, citado por la agencia Sputnik, “aceptó, en principio, la participación de la ONU y del Comité Internacional de la Cruz Roja en la evacuación de los civiles de la planta Azovstal en Mariupol”.
El canciller Lavrov, ya en la rueda de prensa tras su encuentro con el secretario general de la ONU que transmitió en directo el servicio de prensa de la cancillería rusa, señaló: “estamos dispuestos a cooperar con nuestros colegas de la ONU a aliviar el sufrimiento de la población civil. Nuestro objetivo principal es proteger a la población (del Donbás)”.
Lavrov recordó que hace dos meses Rusia, la ONU y la Cruz Roja Internacional instalaron un grupo de trabajo que tiene su sede en Moscú, en el ministerio ruso de Defensa, y que “ha permitido el envío de cinco convoyes de ayuda humanitaria a diferentes regiones de Ucrania”.
Asimismo, el canciller sostuvo que Rusia no está en contra de negociar con Ucrania, aunque teme que si Estados Unidos y otros países de la OTAN continúan el envío de armas a Kiev, duda que pueda haber avances.
“Si prosigue el envío de armas, es poco probable que las conversaciones den algún resultado, pero quiero recalcar que estamos comprometidos con una solución negociada”, precisó.
Guterres, al llegar ayer a la capital rusa, definió como meta de su periplo por Turquía, Rusia y Ucrania –de acuerdo con la agencia noticiosa Interfax– “crear las condiciones para un diálogo eficaz que permita establecer un alto el fuego lo antes posible”, convencido de que “a pesar de la complejidad de la situación en Ucrania por las interpretaciones encontradas de lo que ahí sucede”, siempre es posible “mantener una comunicación seria y fluida para minimizar el sufrimiento de la gente”.
Ahora el jefe de la ONU viajará a Kiev para hablar con el presidente ucranio, Volodymir Zelensky, sobre las condiciones rusas para declarar un alto el fuego y establecer corredores humanitarios seguros para la población civil.