En medio de la escasez, el agua se ha convertido en un bien negociable en los mercados de especulación financiera. Fondos de inversión, como Pictet Water o el Panda Agriculture & Water, comenzaron a negociar bonos ligados al agua en un mercado que ha tenido crecimientos hasta de 10 por ciento anual.
El agua embotellada pasó en una década de ser un negocio secundario a situarse como la tercera mercancía legal que más dinero mueve en el mundo, después del petróleo y el café, según datos de la consultora australiana de marketing de bebidas Fountainhead. De 2001 a 2007 tuvo un crecimiento de 57 por ciento, señaló.
En 2021, el tamaño del mercado mundial de agua embotellada se valoró en 283 mil millones y se espera que se expanda a una tasa de crecimiento anual de alrededor de 6.7 por ciento entre 2022 y 2030, de acuerdo con la consultoría Grand View Research, con sede en San Francisco y que cada año elabora más de 2 mil estudios de investigación.
Crecientes preocupaciones sobre enfermedades gastrointestinales causadas por el consumo de agua contaminada están dando lugar a una mayor demanda de opciones envasadas.
Cuatro empresas controlan el mercado mundial
A escala mundial, los datos que reflejan la escasez de este recurso son contundentes: 2 mil 200 millones de personas en el mundo no tienen acceso a agua potable en sus hogares, de acuerdo con la Organización de Naciones Unidas (ONU).
Cada día más de 800 niñas y niños menores de cinco años mueren a causa de la diarrea provocada por la ingesta de agua sucia y para el año 2030 unos 70 millones de personas en todo el mundo podrían tener que desplazarse debido a la profunda escasez del líquido, señala la organización mundial Oxfam.
La falta de agua potable en varias regiones impulsa la demanda de líquido limpio, un círculo vicioso del que se benefician las grandes empresas, cuyo mercado mundial es controlado por cuatro firmas trasnacionales: la suiza Nestlé, la francesa Danone y las estadunidenses Coca-Cola y Pepsi Co.
La ONU calcula que para 2050 la población mundial superará los 9 mil 700 millones de personas –actualmente es de 7 mil 800 millones– lo que implicará una mayor demanda de agua potable.
Si como lo advierte la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), para 2050 la demanda de agua aumentará en 55 por ciento, se deduce que el negocio de vender el agua seguirá creciendo como la espuma y, por tanto, aumentarán también los conflictos por acceder a ella.
No hacer nada para garantizar el derecho al agua le costará al mundo alrededor de 10 por ciento del producto interno bruto (PIB) global para 2050, según el Banco Mundial, es decir, más del tamaño de la economía de todos los países de América Latina juntos.