La muerte de la joven Debanhi Escobar Bazaldúa, en circunstancias aún no esclarecidas en términos oficiales, exhibió de nueva cuenta el grave abandono en que se encuentran las mujeres mexicanas, sin instancias gubernamentales efectivas en cuanto a prevención, funcionalidad institucional en las horas y días clave y una expectativa razonable de justicia en los casos de agresiones, secuestros y asesinatos.
En particular, las carencias del sistema político y judicial han sido remarcadas en Nuevo León por el ejercicio frívolo y displicente del poder que realizan los cogobernadores, el electo en urnas, Samuel García, y la usufructuaria a título conyugal y tiktokero, Mariana Rodríguez.
A nivel federal tampoco hay una respuesta a la altura de la crisis nacional que se vive. Ayer, por ejemplo, la secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana, Rosa Icela Rodríguez, anunció una iniciativa en materia de registro de agresores de mujeres para que en las entidades federativas haya información que ayude a determinadas investigaciones. La enjundia que Palacio Nacional muestra en otros temas, particularmente mediáticos y políticos, no se ha manifestado en cuanto a la protección de las mujeres, más allá de ciertos detalles retóricos, inserto a fin de cuentas el expediente de los feminicidios en el más amplio de la galopante inseguridad pública nacional.
Entrevistada en un programa de Internet (https://bit.ly/3rRsSOM), Marta Bárcena, quien fue embajadora de México en Estados Unidos y ahora es embajadora eminente, señaló que así habría reaccionado, de haber tenido ella la decisión ante las pretensiones dobladoras de Donald Trump: “Mira, mi carácter es un poco más aguerrido (...) si a mí me hubieran preguntado la opinión final, hubiera dicho ‘vámonos a la imposición de aranceles y vámonos también a elevarle los costos a Trump’; lo cierto es que en el propio gobierno del presidente Trump había mucho temor a que él estaba decidido a esa aplicación de aranceles y a que esa medida hubiera destruido todo el trabajo de años del TLCAN y del T-MEC”.
Explicó Bárcena: “había alternativas; sí, la alternativa más evidente era romper las negociaciones el viernes por la tarde; fue un escenario que yo contemplé y así se lo dije al canciller (Marcelo Ebrard) y sobre el cual ya habíamos trabajado: teníamos una larga lista de productos a la que México aplicaría también aranceles retaliatorios, que eran básicamente de los estados donde se vería más afectado el voto republicano”.
Como ha dicho el presidente López Obrador, añadió Bárcena, se viene en Estados Unidos una “campaña electoral muy dura y me da mucha pena, porque si algo logramos en las elecciones de 2020, trabajando muy estrechamente con congresistas, organizaciones de la sociedad civil, gobernadores, fue evitar que México fuera un tema central de campaña, y no fue. Y si ahora vuelve, quiere decir que perdimos lo que habíamos avanzado”.
Respecto a la figura política del canciller Ebrard: “pienso que (lo dicho por Trump) sí la impacta y la podría impactar todavía más, porque creo que hay que tener siempre transparencia en la manera en que se actúa y que no se puede andar uno pasando de listo (...) Creo en una diplomacia cada vez más transparente, y creo que los mexicanos somos lo suficientemente inteligentes para que se nos hable con la verdad, con los riesgos que hay siempre, y que se vaya dejando de lado una demagogia populista de envolverse en la bandera sin llevar a cabo acciones concretas de la defensa de México y de los mexicanos”.
Y, mientras Elon Musk se ha hecho de la propiedad y conducción de Twitter, con expectativas de dar giros que generan preocupación, aunque el nuevo dueño asegure que mantendrá la libertad de expresión, ¡hasta mañana, con amagos y denuncias entre oficialistas y opositores a partir de acusaciones de presuntas traiciones a la patria!
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