Ciudad de México. Aunque se trata de un fenómeno de carácter mundial, el gobierno federal presentará la próxima semana un plan para hacer frente al repunte inflacionario en México que se ha reflejado principalmente en el costo de los alimentos, anunció el presidente, Andrés Manuel López Obrador. Aseveró que se trata de un desajuste global cuyo origen se gestó durante la pandemia, pero se agudizó al estallar la guerra en Ucrania, la cual atribuyó, en parte, a fallas en las negociaciones.
“Se debió apostar más a la política. que se inventó para evitar la guerra, no a la confrontación y las sanciones. Todo eso desquicia, eso no ayuda. Todavía es tiempo de que haya diálogo para normalizar las relaciones económicas y comerciales en el mundo, porque no es que se esté afectando sólo a Europa, no, es mundial, Asia, todo. Se tiene que buscar un acuerdo para que se garantice la paz y que no se afecte la economía, porque es afectar a los pueblos”, dijo.
Por la noche, en una entrevista con Bloomberg News, el vocero presidencial Jesús Ramírez mencionó que el plan que se pretende anunciar en breve se basaría, parcialmente, en un acuerdo con el sector privado a fin de que se controle el incremento de precios en 25 productos de la canasta básica y, con ello, reducir el impacto en la economía popular. Puntualizó que aún se negocia cuáles serán los productos que incluirían en el citado acuerdo que pretende alcanzar el gobierno federal.
Ayer, el mandatario sostuvo un encuentro con funcionarios de su gabinete económico para afinar los puntos del programa antinflacionario. En su conferencia reivindicó la importancia de la empresa pública para contener los efectos del mercado gracias a la existencia de Petróleos Mexicanos: “Una empresa pública no tiene como objetivo el lucro, sino el bienestar del pueblo. Era, de verdad, una locura desaparecer al Estado en el desarrollo y dejar todo al mercado”.
Consideró que más allá de la inflación, el entorno económico “va muy bien” en términos de recaudación y empleos, el peso “está resistiendo”. A diferencia de Estados Unidos, el efecto que ha tenido el incremento en los energéticos no ha sido mayor, pues si en el país del norte las gasolinas registraron un incremento de 2.5 por ciento, en México sólo fue de 0.6 por ciento, por la existencia de Pemex y de la Comisión Federal de Electricidad, “que querían desaparecer los tecnócratas neoliberales”, dijo.
Sin embargo, reconoció que donde no hay control aún es en el alza de los productos agrícolas, “ahora mi preocupación y desde luego mi ocupación es el control de la inflación, porque eso daña mucho, eso afecta la economía popular”. Por ello, anunció que las acciones gubernamentales se enfocarán a este sector mediante la construcción de acuerdos con los productores, por lo que anticipó que previo al arranque de la temporada de lluvias comenzarán a otorgarse apoyos.
Ningún país podrá salir adelante si no produce, y en esta coyuntura es fundamental la producción de maíz, frijol, arroz, para no depender del exterior. Si es necesario la autosuficiencia energética, dijo, también lo es garantizar el abasto interno de alimentos básicos mediante el fortalecimiento de la siembra y el otorgamiento de “facilidades para que haya libre mercado, que no haya aranceles”.
En este contexto, fustigó la política económica salinista que en su momento, de forma absurda, planteó una apertura al mercado global sin proteger a los productores nacionales. “Cuando la apertura comercial indiscriminada, sin límites, pusieron a competir al productor nacional con los del extranjero en condiciones de desigualdad, porque en el extranjero los productores reciben apoyos, subsidios, créditos baratos y aquí los dejaron abandonados a su suerte. Hay que regresar a políticas de apoyo al campo, a los productores”.