Este pasado fin de semana se llevó a cabo el primer Festival del Cárcamo, que tuvo como sedes la explanada de la fuente de Tláloc, ubicada en la segunda sección del Bosque de Chapultepec, y el Centro Nacional de las Artes (Cenart), encuentro artístico durante el cual, según cifras oficiales, se presentaron 19 espectáculos, entre jazz, danza, circo y malabares de origen medieval, que pudieron disfrutar más de 3 mil 500 personas.
Durante la inauguración del festival, en la fuente de Tláloc, estuvieron presentes Mercedes Jiménez del Arco, directora del Museo de Historia Natural; Marina Núñez Bespalova, subsecretaria de Desarrollo Cultural, y Ángeles Castro, directora del Cenart, entre otras funcionarias, que reiteraron la importancia de impulsar la cultura ambiental y artística en sitios como el Cárcamo de Dolores.
“El arte que proponemos mostrar en estos espacios va a tener que ser uno que aprenda a cuidar y a convivir con el medio ambiente”, expresó Núñez Bespalova.
La fuente de Tláloc, obra del pintor Diego Rivera, se explicó durante la apertura del festival, “fue recientemente rehabilitada; su proceso de salvamento y conservación fue avalado por el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura, como parte de los trabajos del proyecto Chapultepec, Naturaleza y Cultura”.
En el Cenart se registró una asistencia de mil 475 personas durante el sábado 24 y el domingo 25 de abril, días en los que participaron compañías como La Bomba Teatro, Daniel Vadillo Quinteto, Mestijazz y Nuclear Jazz Trío.
Debido a la lluvia del domingo, el concierto de la Big Band Jazz de la Escuela Superior de Música se reprogramó para el 21 de mayo a las 13 horas en la Plaza de las Artes.
Mientras, a la explanada de la fuente de Tláloc asistieron 2 mil 26 personas durante el fin de semana. Ahí se presentaron agrupaciones como RAG-time Trío, el Circo de Intervención Colectiva, la cantante mexicana Jenny Beaujean, Tránsito Cinco Artes Escénicas, y Los Hot Brothers, entre otros.
El propósito del festival fue reactivar las visitas al Cárcamo de Dolores, donde además de la fuente de Tláloc se puede apreciar el mural El agua: origen de la vida en la Tierra, también de Rivera, y La cámara lambdoma, de Ariel Guzik, pieza compuesta por un órgano de latón y cobre que recibe información de un sensor que sintetiza las ondas del aire, el Sol, las nubes y la lluvia, activando así una obra sonora.