Madrid. José Saramago, el primer escritor portugués en ser reconocido con el Nobel de Literatura, en 1998, también se convirtió, a título póstumo, en el primer literato luso que tiene un legado en la emblemática Caja de las Letras del Instituto Cervantes, una cámara acorazada que resguarda libros, secretos y objetos curiosos de escritores y artistas.
El acto, que coincidió con el aniversario de la Revolución de los Claveles, con la que se liberó Portugal de la dictadura, también sirvió para que Saramago, a través de su viuda, Pilar del Río, rindiera homenaje a algunos de los autores que marcaron su vida: Camões, Pessoa, Borges, Cervantes, Carlos Fuentes y Ernesto Sábato, entre otros.
En un acto presidido por el director del Instituto Cervantes, Luis García Montero, al que acudieron el presidente de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa; los ministros de Asuntos Exteriores y de Cultura de España, José Manuel Albares y Miquel Iceta, Pilar del Río entregó los objetos y libros que seleccionó para la Caja de las Letras. Ahí permanecerán por tiempo indefinido, con vocación de posteridad.
El primer libro que entregó Del Río fue la edición antigua de un libro también añejo, História do futuro, del padre jesuita António Vieira, que fue a su vez, en pleno siglo XVII y XVIII, defensor infatigable de los pueblos originarios de Brasil, luchó contra su explotación y esclavitud, y se opuso a la Iglesia católica y a la Santa Inquisición. “Dejó dicho José Saramago que nadie ha escrito un portugués tan bello como el padre Vieira. Si eso es así, aquí dejamos una obra del jesuita que se atrevió a escribir un libro del futuro. Es un poco estragada, antigua, que es una forma de decir que es inmortal y que está abierta”, explicó Del Río.
También entregó escritos del autor sobre otros referentes en su idioma: el poeta Luís de Camões, uno de los grandes maestros de la literatura portuguesa y cuya obra prevalece desde el siglo XVI, y el gran pensador y poeta del siglo XX, Fernando Pessoa. También dejó textos sobre Cervantes, Borges, Fuentes, Donoso, Sábato, Gonzalo Torrente y García Márquez. Además de una libreta del año 2022 en blanco, un lápiz, una hoja también en blanco y un sello de Saramago. “También dejó un escrito de Saramago sobre las palabras, que pueden ser buenas o malas, como los sentimientos. Dejó dicho: edúcate para la paz si no quieres que otros vengan a educarte para la guerra”.
Representante de hermandad
El director del Cervantes, García Montero, señaló: “Hoy, 25 de abril, es un día en el que todos los corazones ibéricos sienten la llamada de esta Grandola que es tierra de fraternidad y donde el pueblo es quien más ordena. Hoy estamos aquí para conmemorar en una fecha tan especial la obra y la vida de José Saramago, quien siempre supo que la verdadera identidad es una suma de identidades, y que tampoco hay que olvidar los orígenes. Saramago representa como nadie la buena vecindad, la hermandad con nuestros compañeros de balsa, y la conciencia de que nuestros idiomas ya no son sólo nuestros y que nuestra nave debe dirigirse a esa media alma desgajada que vive al otro lado. Cada una de sus novelas es una alegoría de este mundo complejo y a menudo hostil, que no se limita a la queja, sino que señala un camino para nuestro futuro”.
El presidente de Portugal, Rebelo de Sousa, recordó el compromiso político de Saramago “con el antifascismo”, y resumió en tres palabras este acto que “mira a la posteridad: gratitud, fraternidad y futuro, símbolos de este momento único y singular”.